Otra mañana más, otra vez los mismos gritos, la misma pocilga, la misma situación. Hace ya meses que dejé de pensar que podría cambiar algo. Mi madre no ha dejado de usar maquillaje y mi padre no ha dejado de jurar que es la última vez. El mundo puede ser maravilloso, pero yo sólo conozco la peor cara.
Un poema para la reflexión más profunda. No se puede decir más en menos palabras.
ResponderEliminarMe ha encantado, Rebeca. Creo que tienes mucho ahí dentro que decir y muchas posibilidades de hacerlo. Yo te animo a ello.
Felicitaciones y un saludo.