lunes, 3 de julio de 2023

VIAJE A TURQUÍA: DIARIO DE UNA EXPERIENCIA MUY ESPECIAL

Por Lucía Mozo y Sofía Morales (4ºESO).

El pasado 7 de mayo, alumnos de 4º de la ESO realizaron un viaje de Erasmus con destino a Turquía en el que disfrutaron de una experiencia inolvidable junto a más alumnos de otros países. Conocieron nuevas culturas, visitaron nuevos lugares, crearon recuerdos irremplazables e hicieron nuevos amigos. Para que conozcáis más la experiencia que vivieron, aquí os dejamos un pequeño blog de lo que vivieron. A, por cierto, nuestras periodistas son tan estupendas que el diario está en español e inglés.



07 / 05 / 2023


La verdad es que levantarse un domingo a las siete de la mañana no tiene mucha gracia (sobre todo si eran las fiestas de Valdemoro), pero todo era por un buen fin: coger un avión para irnos a Asia-Europa profunda. No nos conocíamos todos muy bien aunque fuésemos al mismo curso, pero poco a poco fuimos haciendo migas, incluso con los de Alcorcón, que los acabábamos de conocer. Una cosa que nos llamó la atención al llegar a la cola de check-in fue que al inicio de esta ponía giriş. Bastante tiempo más tarde nos enteramos que significa “entrada” en turco. así que cada vez que lo veíamos estábamos como, este es nuestro momento de brillar. Nos despedimos de nuestras familias y fuimos a hacer el control policial, donde descubrimos que hay muchas más cosas que contienen metal de las que pensábamos; además, esa fue la primera vez de muchas que le hicieron un control aleatorio antiexplosivos a Sofía. También descubrimos que Duty Free del aeropuerto es muy caro, y que el Starbucks no solo es bueno, sino costoso, pero como Erasmus lo pagaba, tuvimos que hacer un sacrificio y comprar unas bebidas.



Subimos al avión después de un largo rato de espera y por fin nos pudimos sentar, incluso hicimos un pequeño cambio en los sitios. Vimos que la canción “Turbulencias” era aplicable cuando empezamos a despegar. Nos dieron a elegir entre arroz con ternera y pasta con champiñones para comer, acompañado de judías y con un extraño helado de frambuesa por postre que tuvo críticas tanto buenas como malas. Eso sí, las judías nadie las tocó.


Tras un largo viaje llegamos a Estambul, donde tuvimos que correr para coger el siguiente vuelo a Konya y volverle a hacer otro control anti-explosivos a Sofía (aunque luego tuviéramos que esperar un rato largo), de nuevo, nos quedamos sentados apreciando las vistas del aeropuerto y jugamos unas partiditas al UNO. Finalmente, subimos a nuestro último avión del día. En este avión todo el mundo nos miraba por ser extranjeros y nos intentaron preguntar qué hacíamos por allí. Cuando despegamos, el cielo estaba cubierto de negros nubarrones, pero al sobrepasar las nubes había un atardecer precioso que nos dejó con la boca abierta, y no solamente por el sueño que teníamos.



Costó aterrizar porque nos vimos envueltos en una gran tormenta y, encima, todas las luces del avión dejaron de funcionar de la nada. Nos asustamos muchísimo y los nervios aumentaron al ver a una señora que tenía las manos rojas, como si tuviera sangre en ellas, por eso el gesto que realizamos en la siguiente foto es ese, en honor a ella (acabó siendo un tatuaje de henna).



Lo último y mejor del día fue llegar sanos y salvos con nuestras maletas y que nos recibiesen Hakan y Sinan con comida tradicional turca, además de unos cuantos perros callejeros que, a diferencia de en España, se dejan acariciar. Después de eso nos montamos en el minibus para ir a Karaman: pusimos música y hablamos bastante rato con los chicos de Alcorcón. Tras algo más de una hora y media de viaje (que pareció eterno; algunos otra vez), nos reunimos felizmente con nuestros amigos y familias turcas. Sin embargo, una de las escritoras de este diario de bitácora fue junto a una orientadora de Alcorcón y dos compañeros en el coche de Sinan. 


El viaje fue incluso más largo para nosotros, que quedamos retenidos en medio de un atasco a la salida del aeropuerto y nos paró la policía por “controles rutinarios”, y contener la risa no fue tarea fácil para ninguno. Aparte de eso, nos pusimos a hablar sobre las camas de matrimonio (raro, ya lo sé) y a aprender palabras en turco. Llegamos más tarde al instituto Karaman Lisesi, donde nos esperaban y donde viviríamos más aventuras, pero eso aún no lo sabíamos.

 

Nada más llegar a nuestras respectivas casas, nos dieron de comer comida picante y a la cama.