lunes, 3 de julio de 2023

VIAJE A TURQUÍA: DIARIO DE UNA EXPERIENCIA MUY ESPECIAL

Por Lucía Mozo y Sofía Morales (4ºESO).

El pasado 7 de mayo, alumnos de 4º de la ESO realizaron un viaje de Erasmus con destino a Turquía en el que disfrutaron de una experiencia inolvidable junto a más alumnos de otros países. Conocieron nuevas culturas, visitaron nuevos lugares, crearon recuerdos irremplazables e hicieron nuevos amigos. Para que conozcáis más la experiencia que vivieron, aquí os dejamos un pequeño blog de lo que vivieron. A, por cierto, nuestras periodistas son tan estupendas que el diario está en español e inglés.



07 / 05 / 2023


La verdad es que levantarse un domingo a las siete de la mañana no tiene mucha gracia (sobre todo si eran las fiestas de Valdemoro), pero todo era por un buen fin: coger un avión para irnos a Asia-Europa profunda. No nos conocíamos todos muy bien aunque fuésemos al mismo curso, pero poco a poco fuimos haciendo migas, incluso con los de Alcorcón, que los acabábamos de conocer. Una cosa que nos llamó la atención al llegar a la cola de check-in fue que al inicio de esta ponía giriş. Bastante tiempo más tarde nos enteramos que significa “entrada” en turco. así que cada vez que lo veíamos estábamos como, este es nuestro momento de brillar. Nos despedimos de nuestras familias y fuimos a hacer el control policial, donde descubrimos que hay muchas más cosas que contienen metal de las que pensábamos; además, esa fue la primera vez de muchas que le hicieron un control aleatorio antiexplosivos a Sofía. También descubrimos que Duty Free del aeropuerto es muy caro, y que el Starbucks no solo es bueno, sino costoso, pero como Erasmus lo pagaba, tuvimos que hacer un sacrificio y comprar unas bebidas.



Subimos al avión después de un largo rato de espera y por fin nos pudimos sentar, incluso hicimos un pequeño cambio en los sitios. Vimos que la canción “Turbulencias” era aplicable cuando empezamos a despegar. Nos dieron a elegir entre arroz con ternera y pasta con champiñones para comer, acompañado de judías y con un extraño helado de frambuesa por postre que tuvo críticas tanto buenas como malas. Eso sí, las judías nadie las tocó.


Tras un largo viaje llegamos a Estambul, donde tuvimos que correr para coger el siguiente vuelo a Konya y volverle a hacer otro control anti-explosivos a Sofía (aunque luego tuviéramos que esperar un rato largo), de nuevo, nos quedamos sentados apreciando las vistas del aeropuerto y jugamos unas partiditas al UNO. Finalmente, subimos a nuestro último avión del día. En este avión todo el mundo nos miraba por ser extranjeros y nos intentaron preguntar qué hacíamos por allí. Cuando despegamos, el cielo estaba cubierto de negros nubarrones, pero al sobrepasar las nubes había un atardecer precioso que nos dejó con la boca abierta, y no solamente por el sueño que teníamos.



Costó aterrizar porque nos vimos envueltos en una gran tormenta y, encima, todas las luces del avión dejaron de funcionar de la nada. Nos asustamos muchísimo y los nervios aumentaron al ver a una señora que tenía las manos rojas, como si tuviera sangre en ellas, por eso el gesto que realizamos en la siguiente foto es ese, en honor a ella (acabó siendo un tatuaje de henna).



Lo último y mejor del día fue llegar sanos y salvos con nuestras maletas y que nos recibiesen Hakan y Sinan con comida tradicional turca, además de unos cuantos perros callejeros que, a diferencia de en España, se dejan acariciar. Después de eso nos montamos en el minibus para ir a Karaman: pusimos música y hablamos bastante rato con los chicos de Alcorcón. Tras algo más de una hora y media de viaje (que pareció eterno; algunos otra vez), nos reunimos felizmente con nuestros amigos y familias turcas. Sin embargo, una de las escritoras de este diario de bitácora fue junto a una orientadora de Alcorcón y dos compañeros en el coche de Sinan. 


El viaje fue incluso más largo para nosotros, que quedamos retenidos en medio de un atasco a la salida del aeropuerto y nos paró la policía por “controles rutinarios”, y contener la risa no fue tarea fácil para ninguno. Aparte de eso, nos pusimos a hablar sobre las camas de matrimonio (raro, ya lo sé) y a aprender palabras en turco. Llegamos más tarde al instituto Karaman Lisesi, donde nos esperaban y donde viviríamos más aventuras, pero eso aún no lo sabíamos.

 

Nada más llegar a nuestras respectivas casas, nos dieron de comer comida picante y a la cama.



08 / 05 / 2023

El primer día allí también nos tuvimos que levantar pronto, y algunos desayunamos cosas que nunca habíamos pensado en que llegaríamos a desayunar, como pueden ser aceitunas, acompañado de té para aquellos a quienes les gustaba. Algunos fueron al instituto en coche al vivir lejos. Otros fuimos caminando con compañeros internacionales a parte de nuestros hosts turcos. Al llegar al instituto nos recibieron en la entrada con un baile típico de Turquía y quedamos fascinados porque nunca lo habíamos visto.



Después, fuimos a una clase donde tenían preparadas mesas y sillas con regalos para nosotros (camisetas, carteles con nuestro nombres, un cuaderno de Erasmus, etc.) y empezamos a conocernos e interactuar con dinámicas de juego, las cuales no entendimos porque ni la mujer que nos las explicó sabía inglés. Algunos consistieron en colocarnos por orden alfabético, pasar un aro sin soltarse de las manos y tirar de una cuerda, pero se rompió por tirar demasiado fuerte y, con los trozos, jugamos a la comba. A mediodía tomamos un tentempié, que consistió en dulces turcos de todo tipo, el cual se repetiría todos los días que pasamos en el centro; y finalmente nos fuimos a comer en la hora de descanso para luego continuar con más aventuras. Después de un juego improvisado de voleibol a la entrada, fuimos a visitar Karaman. Un perro que pasaba por la zona nos hizo de compañero hasta llegar a un mercado, donde algunos intercambiaron su dinero por liras.


Nos quedamos por ahí comprando algunos recuerdos, mayoritariamente pulseras, y probamos por primera vez el helado turco. Cuando nos lo pusieron nos vacilaron, algo típico en Turquía. El sabor estaba muy bueno y, sorprendentemente, la textura era más suave y pegajosa que los helados que solemos comer. Tuvimos que esperar un rato porque algunos españoles se perdieron por el camino. De hecho, nos acabamos yendo sin ellos dirección, de nuevo, al instituto.


Aquí, nuestros caminos se separaron hasta la noche. Algunos no se decidían qué hacer y se quedaron en un parque charlando y conociéndose, y en muchos casos, llegamos a casa para cenar a las 19:30 de la tarde. Finalmente, unas cuantas personas nos reunimos en un local que habían alquilado en un quinto piso, con unas buenas vistas a la ciudad. Nos pidieron unas bebidas con sabores de frutas y basadas en gas. Pusimos música y bailamos en grupo. Otras personas que no pudieron ir al local fueron a pasear por la ciudad (muy bonita de noche) y disfrutaron un rato en un parque un tanto diferente a los españoles.



09 / 05 / 2023


Estuvimos en el instituto usando Tinkercad por grupos (con esto simplemente decir que los españoles éramos los únicos que sabíamos manejar Tinkercad), los cuales mezclaban a personas de distintos países, para hacer un modelo de una tarjeta de impresión 3D hasta las 12:00, cuando comenzamos nuestro viaje de autobús hacia Konya. 


Como dato, en el autobús no había cinturones de seguridad y nos la pasamos hablando, cantando e incluso bailando. Un poco caótico, además, los españoles estábamos todo el rato liándola. Luego nos preguntamos por qué en Europa no nos toman en serio. Primero, llegamos al Museo de las Ciencias de Konya. En él había distintas secciones dedicadas a astrología, biología, tecnología, matemáticas y física/química. Era todo muy práctico e interactivo, por lo que nos lo pasamos bien, y como nos dejaron “sueltos” por el lugar, aún mejor. Algunos nos compramos un recuerdo allí.



Luego, estuvimos un rato más montados en el bus para ir a una mezquita conocida como el Museo de Mevlana. Fue un poco cómico, porque las mujeres, en un principio, tenían que llevar velo y algunas optaron por llevar una capucha de la sudadera a falta de uno, aunque al final había gente sin velo dentro.




Estaba decorado con riqueza y simplicidad, y había una zona de rezar. La zona del exterior de la mezquita es inmensa y estaba llena de turistas. Había varias fuentes en sus alrededores para purificarse. Algún turista, que no se habían informado sobre que el agua no era potable, se le ocurrió beber. Otro dato, lo de tirar monedas al agua y pedir un deseo no es solo cosa española. También, había varios cuartos con materiales históricos que utilizaban los que allí vivían y unas esculturas de cera, las cuales daban un poco de miedo, del baile tradicional turco. 



Al salir, Hakan y Sinan nos dieron más postres turcos con sabor a coco y como teníamos tiempo libre todo fuimos a comprar eso tan delicioso que nos había cautivado en las tiendas de la zona, entre otros souvenirs. Cuando terminamos, nos dirigimos al autobús para ir a nuestra última parada del día: el centro comercial de Konya. Llegamos más tarde de lo esperado, por lo que solo tuvimos dos horas para comer y comprar. Fuimos con nuestros profesores a cenar y nos dividimos en dos grupos: los que se conformaban con algo de comida turca y los que rogaban por un Burger King. Al pedir la comida tuvimos varios problemas: no nos entendían, nos dieron un plato de menos, nos dieron una bebida de menos y nos dijeron que no tenía gluten un plato que sí lo llevaba. No solo eso, sino que el durum que nos comimos dejaba que desear. Cuando terminamos, nos dejaron un rato libre para merodear por el CC y algunos se compraron cosas de recuerdo para las familias. Para terminar el día, cogimos nuestro querido autobús de confianza y volvimos a Karaman entre risas, sueños, canciones, partidos y anécdotas. 




10 / 05 / 2023


Nos costó despertarnos debido al viajecito de la noche anterior, pero se hizo un esfuerzo y nos levantamos para seguir con las aventuras. Fue un día que empezó tranquilo: hicimos la reunión española de todas las mañanas, porque curiosamente éramos siempre los primeros que llegábamos a la sala de Erasmus,  para comentar lo que había pasado en las 7 horas que no nos habíamos visto y luego empezamos a trabajar de nuevo con Tinkercad. Estuvimos diseñando paso a paso unos llaveros con nuestro nombre y número, algo ilegal en España, que imprimirían para nosotros más adelante. Los decoramos de todas las maneras que pudimos y poniendo nuestro mejor empeño para que fuesen lo más bonito que pudiéramos. Al final no valió de nada, porque las quitaron todas. También nos llevaron a su sala de robótica para enseñarnos sus proyectos. Por último, cómo nos cansamos de esperar a que viniese otra vez la profesora y estábamos solos nos pusimos a cantar karaoke y bailar: la macarena, Paquito el chocolatero, Romeo Santos, Bad Bunny, canciones turcas…



Tras una comida bien merecida, en la que una reportera se enteró que es tradición dar perfume y caramelos a los invitados en las casas turcas, volvimos al instituto donde nos dividieron por grupos, que previamente habían planificado para jugar al fútbol o al voleibol. A los chicos les dieron una equipación de fútbol y los llevaron a jugar al campo de fútbol de Karaman, y a las chicas nos dejaron jugando al voleibol con los demás (los mejores jugadores de vóley que hemos visto en  nuestras vidas). Rocío y yo (Sofía) intentamos defender la postura española. No sabemos si se logró, pero se intentó. Tras las olimpiadas que se montaron allí, volvimos a casa para disfrutar un rato con nuestras familias para, por ejemplo, hacer café turco y tomárselo a las doce de la noche (el café más fuerte del mundo) y enterarme de que leer el futuro no es solo cosa española.




11 / 05 / 2023


Nos tocó levantarnos a las cinco de la mañana y desayunar rápido para ir a la turística región de Capadocia. Paramos un par de veces para recargar nuestro inventario con comida y, necesito decir, me robé un Ayran (Lucía), una bebida típica de Turquía, que había suelto por el bus. 


La primera parte del viaje nos la pasamos durmiendo. Por primera vez el autobús estaba casi en silencio, pero eso no duró mucho y rápidamente empezó la fiesta por parte de los españoles (qué sorpresa). Primero, visitamos la ciudad subterránea de Derinkuyu, donde se escondían los antiguos cristianos para evitar ser perseguidos. 


Tiene la asombrosa profundidad de 125 metros, aunque solo se podía bajar hasta los 35 metros, ya que el resto es un mecanismo para evitar las inundaciones; y con la capacidad de miles de habitantes. Nos dejaron comprar unos cuantos souvenirs por la zona donde un señor me ofreció un pañuelo en el cuello invitándome a comprarlo (Sofía).


Nos asustamos al ver que habían hecho platos con nuestras caras.



Más tarde, y después de hacer un boquete en la parte trasera del bus al chocar mientras el conductor aparcaba el bus, paramos a comer en el Restaurante Uranos, el cual estaba construido en una antigua cueva. Nos dieron de comer una extraña sopa de lentejas, la cual Lucía y yo no podíamos comer porque llevaba lentejas y gluten; a cambio, nos trajeron una berenjena asada pero no comimos tanto porque eso era lo principal. 


Claramente, las especias picantes no podían faltar en la mesa, y como nos han enseñado bien en casa había que probarlo para saber si nos gustaba (te quemaban las papilas gustativas), también probamos una salsa de limón que estaba desde un principio en la mesa pero como parecía limpiacristales no lo probamos hasta un tal después. Nos hicieron pagar por unos refrescos, porque nadie nos avisó que había que pagar un extra por ellos, y le dijimos a una camarera que un compañero era experto en jugar a las chapas. Luego, nos desplazamos a los antiguos refugios de cristianos, conocidos como chimeneas de hadas, de una altura impresionante. Yo tuve la oportunidad de entrar a una cueva llena de pinturas aún visibles sobre escenas bíblicas. También, me enteré que allí vivía la primera monja trans confirmada por la historia, ¡en el siglo III! A alguno le gustó tanto la visita que se subió a unas rocas muy altas y luego no se podían bajar. Después, afortunadamente, nos encontramos con unos camellos que a muchos les hacía ilusión ver y se hicieron fotos con ellos o con un corazón que había decorado con flores para las bodas.




Finalmente, visitamos el mirador de Göreme y nos hicimos fotos junto al árbol de los ojos, que también estaba cerca. A partir de ahí, el viaje se hizo eterno. Yo me fui en el autocar de los profesores y no hice mucho, en parte porque no tuvimos luz durante el viaje entero (que miedo, con la locura de las carreteras), así que dejo paso a Sofía para que cuente el resto. 


El panorama del bus de los alumnos era increíble: fiesta sin parar, partidos entre países, alguno se durmió, otros probaron cosas nuevas… Empecemos por el principio, yo me eché una siesta pero como cuando me desperté seguía siendo de día todavía seguíamos tranquilos. Poco a poco, nos fuimos motivando y los españoles pusimos música para bailar, todos nos miraban raro pero alguno más se fue uniendo a la fiesta. Enseñamos a los rumanos a perrear y a bailar reggaeton, entablamos conversación con las chicas polacas y francesas. Los demás estaban hartos de nosotros.



Llegamos super tarde a Karaman y no pudimos hacer nada más que caer rendidos en la cama.



12 / 05 / 2023


Nuestro último día en lo que se ha convertido en nuestro segundo hogar. Por la mañana nos pillaron desprevenidos y nos subimos a un autobús casi al momento de llegar al instituto para ir a la universidad de Karaman. Al parecer, no había alumnos porque el centro estaba siendo usado como refugio para aquellas personas que habían sufrido algún tipo de consecuencia en el terremoto que hubo hace unos meses. Allí, nos enseñaron aviones creados con máquinas 3D y un niño de tan solo doce años los volaba como todo un profesional en las pistas de atletismo, donde, también, nos marcamos alguna que otra carrerita. Jugamos al UNO, charlamos y bailamos al ritmo de la música que habían puesto en un altavoz. Antes de volver al instituto, nos dieron un aperitivo acompañado de té mientras el director de la universidad decía unas palabras y, una vez llegamos, vimos los vídeos que cada país había hecho como presentación de su centro educativo. No sabemos cómo, porque el vídeo fue preparado por unas alumnas del Villa tiempo atrás y no por nosotros, pero salimos victoriosos por mayoría absoluta. 



A continuación, nos dieron nuestros diplomas de graduados. Por primera vez, Sofía y yo coincidimos para comer. Fuimos a un restaurante con nuestros turcos y unos rumanos, con los que hicimos buenas migas. Comimos arroz con pollo con una salsa parecida al kétchup pero en dulce, además de que algunos nos quemamos la boca con las guindillas. Aquí nos separamos. Nos fuimos de compras o estuvimos con las familias, en mi caso (Sofía) estuve jugando con Padma (la hermana pequeña) al ajedrez hasta que tuve que prepararme para la fiesta en el hotel. 




Cuidado con la fiesta en el hotel, eso era reunión de emociones en vez de personas. Al principio nos sentamos a comer con las chicas polacas y nos pusieron la misma sopa que yo no podía comer en Capadocia, así que estuve con el camarero intentando decirle que no podía comerlo. Entonces, pusieron música turca y mis queridos Iker y Gael se levantaron a intentar bailarlo, lo que provocó una oleada de emoción y todo el mundo se unió a la fiesta, después de estar 10 minutos bailando volvimos a las mesas para encontrarnos que nos habían quitado la sopa. Nada más terminar de comer volvimos a la fiesta, pusieron algunas canciones de reggaeton por lo qué las españolas nos motivamos y nos pusimos a bailar (éramos como unas expertas en ello por un momento). Bailamos canciones turcas las cuales nos enseñaron a bailar o simplemente copiábamos lo que hacía el de al lado.



Llegó la despedida. Todo el mundo triste o llorando, nos hicimos fotos juntos, nos abrazamos porque sabíamos que ese adiós podía ser un hasta siempre, terminamos de decir las bromas que nos faltaban por mencionar y, mientras tanto, contener las lágrimas (un pequeño parón: si eres de este Erasmus y tienes una foto con nosotras (Sofía y Lucía), mandádnoslas porque nos hemos dado cuenta de que no tenemos fotos con gente del Erasmus). Llegamos a casa muy tristes, pero nos tuvimos que poner a hacer la maleta porque mañana era el día. En mi caso, tuve una pequeña charla familiar donde nos dimos las últimas cosas y nos dijimos las últimas cosas que nos teníamos que decir.



13 / 05 / 2023


Adivinad quién durmió, porque nosotros no. Teníamos que estar en el hotel en el que estuvimos el día anterior a las 3:30 h. de la madrugada. Los cantos gregorianos para espantar al demonio (y no es broma, literalmente eran cantos para espantar al demonio) acompañaron nuestro último adiós a nuestros amigos y familias. Escapamos justo el día antes de las elecciones en Turquía. Dormimos todo el viaje de autobús ( un poco incómodos) . En el aeropuerto fuimos bien de tiempo y con algún kilo de más en la maleta, por lo que a Sofía le volvieron a pitar en los controles por tercera vez. 




El tiempo pasó volando y nos encontramos en el enorme aeropuerto de Estambul, en el que alguno se perdió, otros fueron de compras de última hora, fueron al Starbucks y otro se quedó dormido. En el viaje de Estambul a España cada uno hizo una cosa distinta, ver películas, escuchar música y, sobre todo, dormir. 



Casi al aterrizar el avión había muchas turbulencias en las que alguno tuvo que agarrarle del brazo a otro. A las 17:30 hora española, llegamos sanos y salvos y recogimos las maletas, que ya dábamos por perdidas. Y, por fin, no me hicieron el control a mí (Sofía), sino a Santi e Ismael. Finalmente, nos despedimos de los chicos de Alcorcón (los cuales si volveremos a ver ) y entre nosotros mismo para vernos de nuevo el lunes.



Puedo hablar en nombre de todos cuando digo que nunca nos olvidaremos de este Erasmus y, quién sabe, tal vez repetir otro año o, incluso, reunirnos con nuestros amigos internacionales en algún momento. Si alguien se ofrece a pagar cincuenta billetes a cincuenta adolescentes de media Europa para ir a Turquía no le pondremos ningún impedimento en ello. Y sólo decir que os echaremos mucho de menos, chicos, ha sido una experiencia genial. A las personas turcas decirles que os lo habéis currado mucho y cada cosa que habéis hecho ha hecho que todo mereciese la pena. Gracias por todo. Confiamos que este "hasta siempre" se convierta en un "hasta luego" porque tenemos muchas cosas pendientes que hacer con vosotros. 


Queremos agradecer a nuestras familias turcas de acogida: Sayan, Öztürk, Akkaş, Tura, Gül, Gür, Demirel, Karakaş, İşgüzar, şenyurt, Kiraman, Pur, Ersan, Çeliktaş, Tezcan, Ünal and Özçelik. Perdón si nos olvidamos de alguien en la lista, hemos hecho lo que hemos podido para recopilar los apellidos.


Esto va dedicado a toda persona que hizo posible esto.

PD: y para los chicos de Alcorcón de parte de vuestras jefas ;)



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JOURNEY TO TURKEY


Translation by Lucía Mozo Pascual


The last 7th of May, 4º of ESO students traveled to Turkey in an Erasmus. All of them enjoyed this unforgettable experience surrounded by people from different countries. They learned about new cultures, visited new places, created irreplaceable memories and made new friends. We decided to write a blog about our experiences so that you know how the trip went.


07 / 05 /2023


Let’s be honest, waking up on a Sunday at seven in the morning isn’t exactly a funny thing to do (especially if the day before were the festivities of our town, Valdemoro), but it was for a good and reasonable cause: taking a flight to travel to the deep Asia-Europe. We didn’t know each other very much, even though we all were from the same grade, but we got along quickly, including people from Alcorcón who we had just met. One thing that caught our attention was that in the check - in  there was a sign with the word giriş. Some time later we found out it means “entrance” in Turkish, so everytime we saw it we were like, this is our time to shine. We said our families goodbye and we were led to the police controls, where we discovered that there were more things made of metal on us than we expected and it was the first time Sofía passed an anti-explosion control, and there were more. We also discovered that Duty Free is very expensive, as well as Starbucks, but because Erasmus paid for it, we had to make that sacrifice and buy ourselves some drinks.

We got on the plane and after a long wait we could finally sit, with enough time to change our seats. We noticed the song “Turbulence” was perfect when we took off. We had to choose between rice with beef and pasta with mushrooms, and it included green beans and a strange raspberry ice cream, which we had a lot of different opinions about. We have to recognize that no one touched the beans. 

After a long trip we arrived at Estambul, where we had to run to take our next flight to Konya and make another anti-explosion control to Sofía (in the end it was in vain because it was delayed) and, once again, we sat and contemplated the views of the airport and we played some rounds of UNO. Finally, we took our last flight of the day. Inside the plane, everyone was looking at us because we were foreign and tried to ask us why we were in Turkey. When we took off, the sky was covered in black rainy clouds. However, when we took high we had a beautiful sunset in front of us which made us open our mouths in surprise, and not only because of how tired we were.

It was difficult to land because we were in the middle of a big storm and, to make it worse, suddenly all the lights in the plane went off. We were so scared, and it increased when we saw a woman whose hands were red, as if she had blood on them, and that’s the reason we are doing that gesture in the next picture in her honor (in the end, it was only a henna tattoo).

The last and best thing of the day was arriving safe and sound with our suitcases and being welcomed by Hakan and Sinan with traditional Turkish food. Furthermore some dogs from the streets let us pet them, unlike spanish dogs.

After that, we got onto a minibus to go to Karaman: we listened to music and talked with the guys from Alcorcón. After an interminable one hour and a half - some of us again -, we reunited happily with our Turkish families and friends. However, one of the writers of this blog traveled by car with a Spanish teacher and two other classmates in Sinan’s car. The trip was even longer for us because we got stuck in the middle of traffic outside the airport and because the police stopped us because of a “daylife control”, and holding our laughs was not an easy task for anyone. Apart from that, we spent time talking about double beds (weird, I know) and learning Turkish vocabulary. 

Later, we finally arrived at Karaman Lisesi secondary school, where the families were waiting for us and where we would live a lot of adventures, but we didn’t know that yet.

We went to our host’s houses, we had a spicy dinner and time for bed.


08/05/2023


It was our first day and, again, we had to wake up early. Some of us had for breakfast things we would have never imagined, like olives, and tea for those who liked it. While some of us had to take the car to go to school, others had to walk to school with other people from Eramus. When we arrived, they surprised us with a typical dance and we got fascinated because we had never heard about it. 

Afterwards, we all reunited in a classroom full of chairs and tables, which were holding presents for us (shirts, cards with our names on them, an Erasmus notebook, etc.) and we started to meet each other thanks to strange games we didn’t understand, even the teacher didn’t know how to explain them properly because her English was very poor. Some games consisted in getting in order alphabetically, moving a rope from one point to another while holding our hands and pulling from two sides of a rope, which ended up broken, so we decided to use it as a skipping rope. At noon we ate some sweets as snacks, something we would repeat every day; and we finally had lunch inside or outside the facilities during break time so we could continue our adventures with a full stomach. After an improvised volleyball match at the entrance, we did tourism around the city.  A dog which was near us followed us to the market, where some of us exchanged euros for lires.

We went shopping and bought some souvenirs, mostly bracelets, and we tried Turkish ice cream for the first time. They messed with us the moment they gave them to us, something common in Turkey.  The flavor was delicious and, surprisingly, it has a soft and sticky taste compared to normal ice creams. We had to wait for a bit because, as usual, Spanish people were missing. In the end, we left without them to return to school.

At this point, our paths divided until night. Some didn’t know what else to do and ended up getting along at a park and almost all of us were having dinner at 19:30. To end our day, some of us reunited in an establishment they rented on the fifth floor, so we could see a beautiful view of the city at night. They ordered drinks, made basically of gas and fruits, for us. We listened to music and dance together. The ones who couldn’t come, had a nice walk around Karaman (incredible at night) and had fun in a weird park, at least for Spanish people. 



09 / 05 / 2023


We used Tinkercad at school in groups (with this said, we, Spanish people, were the only ones who knew how to use the program), which mixed people from different nationalities. Our objective was to design a card we could impress in the 3D printer until 12:00, the time we started our trip to Konya. One fact is that the bus didn’t have seatbelts and we spent our time talking, singing and even dancing. A bit chaotic, and mostly because of our fault. Then we still wonder why Europe doesn’t take Spain seriously. First, we arrived to Konya's Science Museum. There, we could see different sections dedicated to astrology, biology, technology, math and physics/chemistry. All of it was very interactive and practical, so we had lots of fun, and because they left us on our own and free, way better. Some of us bought a present or two.

Later, we got on the bus again to go to a mosque known as Mevlana Museum. It was a little humorous because women have to wear a headscarf, or so we thought, and some chose to use their jumpers as a replacement. In  the end, there were women inside who weren’t wearing one.













It was decorated with riches and simplicity, and there is a specific place for praying. The outside of the mosque was tremendous and full of tourism. There are several fountains in the surroundings to purify yourself. A pair of English tourists didn’t inform themselves that it was not a good idea to drink the water they contained. Another daily fact, throwing coins at them for asking for a wish isn’t only a Spanish thing. There are many rooms filled with historical materials used by those who lived here years ago too, as well as wax sculptures, which seemed scary for us, of traditional Turkish dancers. 


When we got out of the museum, Hakan and Sinan gave us more Turkish desserts with a coconut flavor. It captivated us, so we went to buy in our break time some to bring home so our families could try it, among other souvenirs. When we finished, we returned to the bus and traveled to our last stop of the day: Karaman’s shopping center. We arrived later than expected and, as a consequence, we only had two hours to eat and go shopping. We had dinner with our teachers and we divided into two groups: the ones who were comfortable eating Turkish food and the ones who were desperate for a Burger King menu. We had many difficulties ordering our food: they didn’t speak English, a dish and a drink we ordered was missing and they gave me (Lucía) a dish which had bread (I’m a celiac). 

Not only that, but also the “durum” we ate was left to be desired. 

We finished and we had some time for ourselves to run free at CC and buy random cheap things we thought were cool for ourselves and our families. To end our adventure, we took our trusted bus for the last time that day and we returned to Karaman between laughs, dreams, songs, matches and memories.


10 / 05 / 2023


It was really difficult getting out of bed because of the night before, but we had to make an effort and we woke up to go on with the experience. We started the day taking it easy: Spanish people reunited, as every morning, in the Erasmus classroom (we curiously were always the fists to arrive) to comment on everything that happened to us the 7 hours we have been apart and, again, we started to work with Tinkercad. We designed step by step key rings with our names and our phone numbers, an illegal act in Spain, that they would print for us further in time. We decorated them carefully and let our imagination fly while doing so, for it to result as beautifully as possible. It all ended up in vain when we found out they had removed our details. The last thing we did in the classroom, and bored of waiting for a teacher to come, we made an improved karaoke and dance floor. For example, we danced: la macarena, Paquito el chocolatero, Romeo Santos, Bad Bunny, Turkish songs…


After a well deserved lunch, in which one reporter learned that it’s tradition to give perfume and sweets to the guests in Turkey, we walked to school. Apparently, they planned to divide us into two groups: one for a football match and the other for a volleyball match. The boys were given a football kit and played at Karman’s football field, and the girls played volleyball at school (the best volleyball players we have ever seen in our lifes). Rocío and I (Sofía) tried to defend our position as Spanish. However, we doubt we made it, but at least we tried. After the sports activities, we went home to rest and enjoy our families for the rest of the day by, for example, preparing Turkish coffee (the strongest coffee in the world) and drinking it at 12 p.m and finding out fortune telling is also common in Turkey. 




11/ 05 / 2023


We had to wake up at 5 in the morning and eat breakfast as quickly as possible to realize a long trip to the tourism city of Cappadocia. We stopped twice to recharge our inventory with food and, I need to say, I robbed a glass of Ayran (Lucía), a typical drink, which was left to die on the bus. We spent the first part of our trip sleeping. It was the first time the bus was almost completely silent, but it didn’t take long for the Spanish people to start a party (what a surprise). First, we visited Derinkuyu’s underground city, where the old christians used to hide to avoid being persecuted in the war. It was very impressive because it was 125 meters deep, but we only could access 35 meters because the rest was a mechanism to fight possible floods; and it had the capacity of thousands. Afterwards, they let us buy a lot of souvenirs in the different markets in the same zone. In one of them, a man offered me (Sofía) a handkerchief and rolled it up my neck inviting me to buy it.

We got scared when we saw plates that had our faces on them.








Later, after breaking the bottom of the bus because of a crash, it was time for lunch. We stopped at Urano’s Restaurant, which was built inside an ancient cave. They gave us a strange soup made of lentils that Lucía and I couldn’t eat because of our allergies, so they gave us an eggplant instead. Either way, it was not of our liking and we didn’t eat much. Clearly, spicy spices couldn’t be left out at the table and, as our parents taught us, we have to try new things to make sure if we like them or not (it burned our tongues); we also tried a lemon sauce that we thought was for cleaning the windows, the reason why we didn’t try it until the end. They made us pay for some drinks we ordered, because no one told us we had to pay extra money for them, and we told a waiter that one of our classmates is a professional pin player. Later, we traveled to the past christian houses, known as “chimeneas de hadas”, which have  a breath-taking high. I had the opportunity of entering a cave full of ancient paintings that preserved their colors pretty well and were related to scenes in the Biblia. I also found out that in that zone lived the first historically confirmed trans nun, in the 3rd century! Some of us enjoyed the views so much that they thought it was a good idea to climb some rocks and, as expected, it was hard work to come down again. While returning to the bus, we luckily bumped into some camels; and I say luckily because a lot of people were expecting to see at least one and they got very excited and took some pictures with them, as well as others took pictures in a heart decorated for weddings. 



Our final stop was at Göreme lookout and we took some pictures next to the eyes tree, near the place. From here, the trip was endless. I, Lucía, traveled in the teacher's bus so I don’t have much to say, except for the fact that we traveled for hours in pure darkness because the lights weren’t working (it was scary considering the traffic is crazy), so Sofía will end the rest of the day.

It was amazing inside the pupil’s bus: parties without stopping, competitions between countries, people somehow sleeping, new experiences… Let’s start from the start, I was taking a nap and when I woke up the others were taking it easy. However, every second the ambient got exciting and the Spanish people set up dance music and, at first, they were looking at us as if we were mad, but in the end they joined the party. We taught Rumanian people how to “perrear” and dance reggaeton, and we started a conversation with Polish and French girls. The others were so tired of us. 



We arrived really late to Karaman, so we couldn’t do anything other than falling asleep the moment we touched our pillows. 





12 / 05 / 2023


Our last day in the place which has become our second home. In the morning they caught us unguarded and we got on a bus at the moment we arrived at Karaman Lisesi to go to Karaman’s university. It seems that there was no one inside because it was being used as a shelter for those who had lost their houses because of the earthquake that happened some months ago. 

Inside the facilities, they showed us planes made with a 3D printer and a 12 year old kid managed and flew them as all an expert in the materia in the running tracks, where we improvised  some international racings. We played UNO, talked for a while and danced to the rhythm of the music that they had set up in a speaker. Before returning, they gave us tea and biscuits while the headmaster of the university said some words, and, once we did, we watched the videos every country made presenting their school and city. We don’t know how, because our video was prepared by a pair of classmates who hadn’t gone to Turkey and not by us, but we won for absolute majority. 


Then, our diplomes of graduates were given to us. For the first and last time Sofía and I went out for lunch together. We went to a restaurant with our Turkish and Rumanian friends, and we all got along very well. We ate rice with chicken mixed with a sauce similar to ketchup but way too much sweat, and some of us burned our tongues with spicy chillies. At this point, we took our own paths. We went shopping or stayed near our families, in my case (Sofía) I played chess with Padma (my Turkish little sister) until I had to prepare to go to the party at the hotel.







Careful with the party, it seemed more as a reunion of emotions instead of a reunion of people. We sat at the same table as the Polish girls and they brought us the same lentil soup as in Cappadocia and it was difficult explaining the situation to the waiter. The next thing that happened was that they started playing music for us and our dear Iker and Gael stood up and tried to dance it, which provoked a movement of excitement from everyone. All of us copied them and danced with determination and, after ten minutes, we returned to our tables to find out that the soup was taken away from us. After eating, the party started one more time and because they played reggaeton, Spanish girls got motivated (we were the experts in the dance floor). We danced to Turkish songs too, or at least we imitated the person nearest to our spot. 



Unfortunately, it was time to say our last goodbye. Everyone was sad or crying, we took our last pictures together, we hugged knowing that it was possibly the last time we see each other, we told our last jokes and, while doing all of this, trying to contain our tears ( please, if anyone has pictures with us (Sofía and Lucía) send them to us because there are some photos we took that are missing). We arrived very late and sad at our homes, but we had to prepare our suitcases because the next day was our departure. In my case , I had a little talk with my family in which we said the last things we had to say.


13 / 05 / 2023


Guess who got any sleep, because that ain’t us. We had to be at yesterday’s hotel at 3:30 in the morning. The Gregorians chants to scare away the devil (and it is not a joke, it is literally for that purpose) followed our last goodbye to our friends and families.  

We escaped from the country the day before the elections. We slept uncomfortably all the way to Konya. In the airport we arrived with time with an additional kilo in our suitcases, the reason why Sofía had to pass another control for the third time. 





The time flew fast and we found ourselves in the huge Estambul’s airport; in which a few people went missing, others went on last hour shopping and another fell asleep in the middle of nowhere. In the trip from Istanbul to Spain, each one of us did a different thing: watch movies, listen to music and, most important of all, sleep. 




While the plane was landing, there was a lot of turbulence and some of us had to hold hands with the one next to us. When we arrived, it was the first time that Sofía didn't have to pass a control, this time it was the turn of Santiago and Ismael. Finally, we said goodbye to our friends from Alcorcón (we are planning to see each other again soon) and between Valdemoro’s classmates to meet again at school on Monday.


I can speak on behalf of everyone when I say we will never forget this Erasmus and, who knows, maybe we will repeat another year, or even meet up with our international friends in the future. If someone offers to pay fifty tickets for fifty teenagers from Europe to travel to Turkey we won’t complain about it. There is only left to say that we miss you a lot guys, it has been an incredible experience and, for Turkish people, you have worked a lot for us to have such a great time and you have made this Erasmus worthy. Thanks for everything. We trust that this “bye bye” transforms into a “see you later” because we have a lot of things unsettled with you and things we haven’t done.

We want to give our thanks to our host families: Sayan, Öztürk, Akkaş, Tura, Gül, Gür, Demirel, Karakaş, İşgüzar, şenyurt, Kiraman, Pur, Ersan, Tezcan, Ünal and Özçelik. We are sorry if we left somebody on this list, we tried our best to reunite your surnames.


This vlog is dedicated to every single person who made this possible.

 PD: And for the guys from Alcorcón from your bosses.


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