martes, 30 de abril de 2024

'CHARLOTTE COLLINS': PRIMER PREMIO CONCURSO DE RELATO DÍA DEL LIBRO (3º Y 4º DE ESO)




Rebeca Abril Santos
(4ºA ESO).

Primer premio en el Concurso de Relato.

Modalidad de alumnos de 3º y 4º ESO.



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CHARLOTTE COLLINS



No he vuelto a acercarme al mar desde aquella noche.

No he podido.

Mis recuerdos son confusos, turbulentos, en cuanto me acerco a esa fecha fatal, pero sé que fue una noche oscura y tormentosa de septiembre, inusualmente fría. Recuerdo el viento gélido y cortante que azotaba las calles del pueblo, un viento más frío de lo que era habitual en aquella localidad costera, lugar que no he vuelto a pisar. No desde aquella noche.

Desconozco la fecha exacta. Quizá no importe. Pero lo que sé con certeza es que esa noche fue cuando mi amada, mi adorada Emily, nos dejó a mí y a este mundo en tinieblas para elevarse hacia una luz hermosa y terrible, que anhelo a la vez que temo.

Esa noche habría de morir la única mujer que he amado. Mi esposa.

La enfermedad de Emily fue larga y dolorosa. Delirios, fiebres y episodios en los que sus gritos competían por arrancarme el alma, y evocaban la cruel promesa de que, dentro de poco, mi Emily me abandonaría. Pobre de mí, solo y aquejado de aquellos episodios que solo Emily entendía.

Loco, perturbado, decían de mí. Cuando mis ojos se cerraban y solo veía aquellos cuadros espantosos, pero más vívidos que la realidad. Cuando esas visiones me obligaban a tomar la pluma y trasladar al papel de pentagramas mi tormento. Cuando pasaba días y días encerrado en mi alcoba, indiferente al movimiento del sol y la luna, solo preocupado por garabatear notas y más notas. Y cuando, al fin terminado el arrebato de creación que me había poseído, al fin completa mi sonata o sinfonía de turno, mi alma parecía vacía y me dolía la cabeza por escuchar fragmentos de melodías, ya escritas, sin orden ni concierto… Entonces solo Emily comprendía. Solo ella y yo contra el mundo.

Rebelde. Genio o loco. ¿Quién sabe? Yo, desde luego, solo conozco una verdad que pueda calificar de absoluta y esa es que, aunque aquella noche vaga por mi mente como salida de un sueño, sigue siendo más real para mí que mi vida entera.

Era ya pasada la medianoche, y yo llevaba horas, tal vez días, deambulando ente las calles de piedra de aquel pueblo costero, viejas y desiertas, cubiertas de polvo. Mi estado de ánimo era ciertamente melancólico, nervioso, fruto de aquellas semanas en las que solo podía ver a Emily delirar y sufrir infinitamente; sirva esta circunstancia para explicar cómo, sin yo quererlo, me encontré de pronto en la playa, con los zapatos manchados de arena, mirando sin verlo el amplio mar, tan ancho como vacío para mis ojos.

Nunca, ni siquiera antes de esa hora aciaga, me ha gustado el mar. Desde que puedo recordar, ha anidado en mi alma un terror profundo, animal, hacia esa inmensidad hipnótica y terrible. Acaso sea un regusto que me ha quedado de alguna leyenda que oyese de niño sobre cómo la atracción que ejercen las sirenas acaba arrastrando al mar a quienes las escuchan – ahora mismo me estremezco solo por escribir estas palabras- y les causa la muerte. Sin embargo, sin que importe la razón, puedo asegurar que, cuando me vi frente al mar aquella noche, un miedo oscuro y sin nombre empezó, poco a poco, a enlazarme y atraparme con sus garras de niebla.

Aún hoy soy incapaz de explicarme por qué me quedé allí, como clavado en la arena, en vez de refugiarme en las calles oscuras de ese pueblo dormido. ¡Ojalá hubiese huido! ¡Ojalá no hubiese presenciado lo que había de acontecer aquella noche! ¡Ojalá pudiese olvidarlo!

Pero no puedo. El fantasma de aquella noche pesa sobre mí. Y así será, hasta que me lleve la muerte, y pueda descansar al fin.

No sé cuánto tiempo permanecí en la playa, simplemente observando el mar. El suave vaivén de las olas, siempre igual, siempre monótono, me adormeció hasta hacerme concebir la esperanza de que todo –la enfermedad de Emily, nuestra estancia en ese pueblo de pescadores que hoy llamo maldito- era un sueño, una pesadilla. Lo que sí sé es que aquello que me despertó de mi letargo fue, sin duda, algo sobrenatural. ¿Cómo explicar, si no, la extraña sensación que me invadió en ese momento, y que nunca antes había sentido, ni he vuelto a sentir después? ¿Cómo explicar que me sentí de pronto bañado por la cálida luz del sol, cuando era noche cerrada y el mar era una balsa toda negra y plateada?

Así es. A pesar de la oscuridad en mí y a mi alrededor, sentí con todo mi ser que una luz dorada y cruel se cernía sobre mí, como presagio de lo que vieran mis ojos apenas un segundo después.

Una mano, blanca como la nieve, perfecta y elegante, surgió de esa masa negra que era el agua y pareció saludarme por un instante.

Lejos de la orilla o tal vez a un metro escaso… No sé dónde la vi, pero la imagen de aquello mano todavía me persigue.

Porque después de la mano fue el cuerpo. Sintiéndome febril, como delirando, vi con maravillosa claridad cómo una silueta emergía de las aguas para luego sumergirse de nuevo en apenas dos segundos. Una piel nívea, una figura bellamente modelada, pero una cola de serpiente y cabellos que parecían algas estropeaban la aparente belleza de la sirena.

Era una sirena, estoy seguro, porque en sus ojos había un hambre y un anhelo que yo solo podía relacionar con una cosa: la mar, cautivadora y hambrienta, que no llamaba con su ruido monótono y su vaivén, y cuya llamada me aterraba desde siempre.

Cuando la sirena empezó a cantar, un mundo nuevo se reveló ante mí. Colores y olores y toda clase de cosas que solo algunas noches, inmerso en mi trabajo, había atisbado como a través del ojo de una cerradura. La música me había hecho experimentar algo parecido, pero el canto de la sirena no puede reproducirse con nuestra música, que s solo un vago reflejo de lo que, en ese momento, hizo que me invadiese un pánico cerval, infinito.

La voz de la sirena siguió resonando, y yo pude entrever, como detrás de una neblina, lo que sería mi salvación (o mi condena): el rostro de mi Emily me miraba desde algún lugar lleno de luz y espuma y remolinos oscuros y estruendosos. ¿Es posible ver algo con el oído? Si es así, no cabe duda de que o vi el rostro de Emily en el canto de la sirena.

En el mismo instante en que distinguí sus ojos, un arrebato de fascinación, terror, locura y quién sabe qué más hizo que perdiese la cabeza y la visión. La sirena desapareció entre olas, y yo… Yo desaparecí en la masa negra del mar, que me llamaba sin descanso.

Me encontraron en la orilla, enredado con las algas que había traído la marea. Acompañado por un marinero que me había salvado al hacerme vomitar el agua que tenía en los pulmones. Dijo que me había visto adentrarme en el mar… y que me había salvado.

Dijeron que habrá sido un «intento de suicidio en un rapto de locura». Cuando me llevaron a casa, fue solo para descubrir que Emily había muero pocos minutos antes.

No he vuelto al mar desde entonces, Tampoco he vuelto a componer.

Porque cuando pienso en el mar, solo veo una tumba negra y silenciosa. Cuando intento escribir música, las melodías me recuerdan al canto hambriento de una sirena. Y cuando pienso en el ruido de las olas, solo oigo el llanto de mi querida Emily. Perdida, arrebatada. Fuera de mi alcance. En algún lugar, adonde van los sueños y los delirios que no me dejan dormir en las noches oscuras.

lunes, 29 de abril de 2024

'CULPABLE': PRIMER PREMIO EN EL CONCURSO DE POESÍA DEL DÍA DEL LIBRO - 1º Y 2º ESO




Sara Tham Delgado Rodríguez (2ºB ESO).


Primer premio en el Concurso de Poesía.

Modalidad de alumnos de 1º y 2º ESO.

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CULPABLE


Cómo se llama este sentimiento,

que hace que suba al cielo por un momento,

que cada vez que te veo me pierdo en tu

mirada y siento un revoloteo dentro de mí

como si tuviera mil mariposas.



Cómo se llama este sentimiento,

que cada vez que te hablo se me traban las

palabras, ni tampoco sé lo que digo.



Cómo se llama este sentimiento,

que hace que cada vez que estoy contigo

siento que estoy en mi lugar de paz.


Cómo se llama este sentimiento,

que hace que mi corazón palpite cada vez

más rápido y descontrolado.


Cómo se llama este sentimiento,

que hace que cada noche sueñe contigo y

piense en una vida juntos en la que el tiempo se congele.


Ya sé cómo se llama este sentimiento,

esto es amor, pero no es amor a primera vista

sino un amor que se ha ido construyendo poco a poco y que

ha sido la culpable de que sienta mil mariposas,

la culpable de que mi corazón se acelere al verte

y la culpable de sueñe contigo.

Pero el amor no es solo el culpable

tú también eres la culpable de que sienta esto,

porque esto es amor y es lo más bonito que he sentido.



Inventaría más palabras, pero la poesía

no me basta si se trata de ti.

'EL ASESINO DEL VALS': ACCÉSIT DEL CONCURSO DE RELATOS DEL DÍA DEL LIBRO 1º Y 2º ESO





Arianna Delgado de Sande 
(2º C ESO).

Accésit en el Concurso de Relatos.

Modalidad de alumnos - 1º y 2º ESO.


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EL ASESINO DEL VALS

La música resonaba en la sala de baile. Era una canción lenta. De un momento para otro, la música cesó, las luces se apagaron y el miedo y la expectación estaban presentes. Al volver la luz, las personas más importantes de ese baile aparecieron asesinadas. El pánico se apoderó de la gente mientras de fondo sonaba un vals…

A Arianna Miller le asignaron el caso. Ella era una mujer de 28 años, pelo largo y ojos verdes, además de ser la detective más destacada de su promoción.

El asesinato ocurrió en la casa de los Rizzo, una familia muy importante, con mucho prestigio y dinero.

Arianna se dirigió hacia su mansión, se hizo pasar por criada y entró. Al entrar se chocó con el hijo, Alexander Rizzo, un hombre de unos 30 años, ojos miel y pelo rubio alborotado.

Arianna pidió disculpas tímidamente y se fue de ahí. Al darse la vuelta para irse notó su mirada. Arianna estuvo encubierto en esa casa durante semanas. En ese tiempo se dio cuenta de muchas cosas: el señor Rizzo se iba todas las noches, cuando se supone que todo el mundo estaba dormido, hasta las 7:00 de la mañana siguiente. La señora nunca se daba cuenta, o eso aparentaba. Y , al parecer, su hijo tenía una especie de interés en ella.

Una semana, a Arianna le llegó una carta de su jefe. Decía que se tenía que dar prisa o, si no, mandarían a otra detective. Esa semana, el señor Rizzo se iba de viaje con su esposa, así que Arianna decidió revisar su cuarto, pero Alexander la pilló.

-¿Qué haces aquí?

-¿Yo? Nada, limpiando, qué otra cosa haría… 

- ¿Y tú qué haces?

-Nada... -Al decir eso, se alejó, la miró a los ojos y se fue.

No encontró nada, No sabía quién podía haber sido. Ese finde había otro baile en la mansión. Arianna supuso que volvería a pasar, pero los señores no estaban. Solo quedaba Alexander como última opción, así que lo vigiló muy de cerca.

Arianna iba como invitada, pues Alexander le insistió bastante.Comenzó a sonar un vals. Alexander comenzó a bailar con ella, hasta que en un momento cesó la música, las luces se apagaron y las muertes comenzaron… 

'LAS OLAS': PRIMER PREMIO CONCURSO DE RELATOS DEL DÍA DEL LIBRO 1º Y 2º ESO




Mencía Alonso Cáceres
(2º G ESO).

Primer premio en el Concurso de Relatos.

Modalidad de alumnos - 1º y 2º ESO.


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LAS OLAS

“Siempre se interpone algo entre nosotros y lo que creemos que es nuestra felicidad.”

El día en el que las olas azotaban el barco, cada uno estaba en una punta de la embarcación. Me desperté con fuertes gritos que expresaban el miedo y angustia que sentían. Corrían y corrían, gritaban, lloraban. El agua nos cubría lentamente, poco a poco.

Me moví y busqué. Y busqué y busqué. Y los minutos pasaban, pero no los medían los segundos, sino el agua que entraba y mojaban nuestros zapatos.

Mis pies se arrastraban con dificultad por ese pedazo de lo que se podría llamar infierno. Un pedazo de algo, cualquier cosa, que siempre se interponía entre nosotros. El agua entra en el barco, o el barco entra en el agua.

“Cuando intentamos irnos de viaje a escondidas y la casa de madera se quemó”. Gritos y más gritos. Mis faldas mojadas. Agua.

“Cuando fuimos de paseo por el bosque, nos sentamos a la sombra de un abeto que el viento tiró y mató al caballo”.

El aire rompe las velas. Ya no hay esperanza, la dejamos en el puerto al partir. Al verle. “Cuando se casó y decidió que su viaje de novios sería en este barco”. Me engañó. Me mintió.

Debería de saber que no siempre los dioses están de tu lado, y él debió aprenderlo hace tiempo.

Suena el “crac” final y veo cómo se hunde. Una extraña sensación se cuela en mi pecho mientras dejo de respirar.

Me engañó.

Me mintió.

Se lo merece.

'SECUOYA': CONCURSO DE RELATOS DÍA DEL LIBRO



África del Valle (2º D Bachillerato)

Primer premio en el Concurso de Relatos.

Modalidad de alumnos - Bachillerato y ciclos formativos.



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SECUOYA


El oleaje era intenso cuando comenzó el retumbar de los cañones. El combate está igualado entre ambos navíos, que rugían eufóricos cuando las pesadas bolas de metal caían sobre la cubierta del adversario. El choque fue inevitable. Decenas de cuerdas apresaron a los gigantes de madera, comenzando el abordaje. Las navajas brillaban entre el pesado ambiente sobrecargado por el olor cenizo de la sangre y la pólvora. El desenlace fue rápido: la carabela había estado huyendo durante varias semanas de la persecución de la nao enemiga, con el viento en su contra y las aguas calmadas; a los marineros solo les quedó encomendar a Dios el cuidado de su familia. Ante la desventaja numérica, la batalla se decantaría a favor de los piratas. No se equivocaron.

Los pocos hombres que habían quedado en pie trataron de saltar de la cubierta, el frío abrazo del mar era mejor destino que quedar atrapado entre el garfio de aquellas ruines y mezquinas sanguijuelas. La maldad de su capitán, Humberto “El cruel”, era bien conocida por todos los mares. Su bandera, una calavera entre las fauces de una horrenda serpiente marina, debía ser evitada si se quería conservar la vida.

Así, se puso a los sobrevivientes en una fila y se les amarró con fuerza al palo mayor del barco. “El cruel” se paseó con parsimonia por la cubierta y escupió con desprecio al capitán de la carabela. Este se revolvía ciego, pues sus ojos verdes rodaban por la madera. Aun así, el capitán pirata no estaba satisfecho. Los marineros, antes del ataque, se habían deshecho de las provisiones y de cualquier objeto de valor. Sus grumetes estaban intranquilos. El alimento se acababa también para la nao.

Umberto “El cruel” sabía que su reinado de temor llegaba a su fin. Pero, cuando el cántico de uno de los marineros derrotados comenzó, cuando la mirada de sus subordinados esqueléticos se clavó en él, desenvainó rabioso el sable y lo hundió entre las entrañas de aquel insolente. Demasiado tarde.

El motín comenzaría unos meses más tarde, cuando el sonido de aquella canción se había desvanecido, cuando el recuerdo de una carabela en llamas volaba con sus cenizas. Pero su significado no. La chispa de la rebelión se había encendido.


CONCURSO DÍA DEL LIBRO: ACCÉSIT CONCURSO POESÍA (A PARTIR DE 3º ESO)




Ángela Hurtado
(2º D Bachillerato).

Accésit en el Concurso de Poesía.

Modalidad de alumnos a partir de 3º ESO.

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BAJO LA LUNA OSCURA

Bajo la luna oscura surcamos el mar,

entre sombras y brumas, sin temor a naufragar.

Somos los corsarios de la noche,

rebeldes sin causa, en búsqueda de derroche.



En cada puerto una historia, un misterio por resolver,

en cada corazón roto, un amor por encontrar.

Somos jóvenes audaces, con ansias de libertad,

navegando en el océano de la eternidad.



El temor nos rodea, en la oscuridad de la noche,

pero el amor nos guía, con su luz, sin reproche.

Entre sables y cañones, luchamos por nuestra verdad,

sin importar las consecuencias, en esta vida sin finalidad.



Enredados en intrigas, como piratas; porque sí,

buscamos el tesoro escondido, en cada rincón perdido.

Somos los protagonistas de nuestra propia leyenda,

con el corazón en llamas, en esta vida sin senda.



Soñamos con horizontes lejanos, más allá del mar,

con amores imposibles, que nos hacen suspirar.

Somos jóvenes rebeldes, con el viento en la cara,

navegando hacia el futuro, sin mirar atrás.

sábado, 20 de abril de 2024

LOS 'GUARDIANES' DEL CLUB DE LECTURA

Por Beatriz Rabadán, Pablo Cano, Sergio Martínez, Antonio Díaz y Andrés Pintado (1º F ESO)


El pasado jueves, 18 de abril, tuvo lugar el último encuentro de este curso del Club de lectura de 1º y 2º ESO. La lectura sobre la que hablamos fue El guardián entre el centeno, una novela que no dejó indiferente a ninguno de los asistentes al Club; sin embargo, la mayoría de los participantes afirmó que se trata de una obra peculiar, rompedora, pero muy interesante. 
Los alumnos demostraron una gran pasión por la lectura y una enorme capacidad de comprensión ante una novela compleja que supone un verdadero reto para los lectores principiantes. Después de comentar la obra, los asistentes disfrutaron de una variada merienda y de una conversación distendida y agradable.

¡Quedamos emplazados para seguir compartiendo estos momentos tan divertidos el próximo curso!