lunes, 9 de abril de 2012

Opinión: escritura y nuevas tecnologías

Hoy en día, muchas personas creen que pueden saltarse las reglas ortográficas de la lengua debido a que, según ellas, lo importante es que se les entienda. Este pensamiento surge, desde mi punto de vista, en los elementos cotidianos más comunes hoy en día, como lo son la televisión, el móvil o internet.

En el caso de los móviles, la gente tiende a economizar en letras, ya que las operadoras restringen el número de caracteres escritos en un SMS (mensaje de texto) a 160. Algo parecido sucede en internet. Si bien existen servicios, como los blogs, que te permiten extenderte en tu discurso, se ha popularizado una red social de microblogging llamada Twitter en la que la gente puede escribir lo que quiera sin excederse de 140 caracteres. Estas aficiones suponen un problema, sobre todo, para la juventud, especialmente aquella que dedica considerablemente más tiempo a estas prácticas que a estudiar o a leer un libro, por ejemplo, ya que suelen trasladar su lenguaje virtual a la vida real, llevando a cabo las suficientes faltas de ortografía como para suspender un examen. Por ello, estas personas tampoco se animan a estudiar más y entran en un círculo vicioso del cual les es imposible salir, aunque sea más por su vaguería que por su falta de conocimientos.




A otro nivel tendríamos la televisión. Las audiencias nos demuestran cómo la mayor parte de la gente ve un canal en el que, a todas horas, aparecen despojos sociales que alardean de su incultura y analfabetismo, comparándose con el pueblo porque creen que éste está compuesto por gente tan burda y burra como ellos. Así, tenemos al principal ídolo de masas de España, una persona capaz de desbancar a la mismísima monarquía haciéndose llamar la princesa del pueblo. Una persona cuyo mayor éxito y por el que se hizo famosa no es conveniente contar aquí. Una persona que cada vez que abre la boca es para dar una patada al diccionario y que cada coz que le suelta es seguida por unos dos millones de españoles. Todo eso sin contar las repeticiones de sus mejores momentos ya sea para alabarla o para criticarla. El caso es que, de una manera u otra, acabamos contagiándonos de su lenguaje y, si no hacemos nada, conseguimos hablar igual que ella.

Por todo ello, es muy importante adquirir una buena base gramatical, ortográfica y léxica en la época estudiantil a la que poder acogerse cuando, con el tiempo, se nos distorsionen los conocimientos lingüísticos que habíamos obtenido.

Felipe Andrés Pérez. 2ºBB.

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