miércoles, 25 de mayo de 2016

Concurso de relatos y poemas para celebrar el DÍA DEL LIBRO 2016

Como no podía ser de otra manera, este curso hemos dedicado el DÍA DEL LIBRO a hacer un homenaje a Shakespeare y Cervantes para conmemorar el cuarto centenario de su muerte.
El pasado 29 de abril se entregaron los premiso en la Biblioteca del centro con la presencia del director del instituto, Ismael Alonso, profesores de los departamentos de Inglés y Lengua castellana y Literatura, y gran cantidad de alumnos y representantes del claustro de profesores. 
A continuación podéis leer los relatos y poemas que resultaron premiados.
Todos los relatos incluyen una cita de Cervante y otra de Shakespeare que aparecen en cursiva.

CONCURSO DE RELATOS
1º Y 2º DE ESO


Relato ganador: LA MAYOR CURA DE David Blanco (1º A ESO)
Estaba en el laboratorio, quería crear algo nuevo, algo que impresionara, intentaba crear una cura para todas las enfermedades. Parecerá absurdo, pero lo que no sabéis es que una noche, volviendo de mi casa  encontré una furgoneta rota, oxidada, sin ruedas y con la puerta medio abierta. Decidí entrar para ver si había algo útil que pudiera usar o vender, porque ese mes no había cobrado mucho sueldo. Solo vi cortinas rotas, mesas tiradas en el suelo… suponía que estaba abandonada pero, antes de salir de allí, vi un sobre que se movía por el viento. Lo cogí, abrí el sobre… había algo escrito. No se leía muy bien, pero pude entenderlo: “Al final he fracasado, nadie debe saber esto. Mi creación no está completa aún, le falta un poco de elaboración. Nunca reveléis a nadie lo que habéis visto esta noche”. Terminó de leerlo y me di cuenta de que había un frasco junto al sobre. No era muy grande, contenía un líquido de color azul turquesa.
Me lo llevé al laboratorio y vi que había una etiqueta en el frasco con unas letras, MTC. No sabía qué significaba. Busqué por Internet, en libros… pero nada, seguía sin entender su significado.
-Piensa Jack, piensa- me dije a mí mismo.
Trabajé con él varios experimentos y pude ver de qué estaba hecho. Tenía una escasa cantidad de todos los medicamentos existentes. No me lo podía creer, ¡era lo que estaba intentando crear! No entendía por qué en el sobre ponía “he fracasado”.
Al día siguiente probé el MTC con una persona que padecía cáncer. Pasaron unas horas y… ¡se había curado!
-¡Esto va a revolucionar el mundo!- dije.
Probé el MTC con una persona muerta, para ver si podía devolverle la vida. Introduje una gotita en su boca. Pasaron cinco minutos y no pasó nada, así que  decidí irme porque ya era muy tarde. Antes de salir por la puerta del cementerio escuché un ruido, regresé sobre mis propios pasos y contemplé aterrado cómo aquella personan sin vida movía ligeramente los dedos de sus manos. Esperé un largo rato, pero con las horas esos movimientos dejaron de existir.
Deduje entonces que utilizar mayor cantidad del MTC podía alterar la normalidad del ciclo de la vida. Decidí utilizar el medicamento solo para ayudar a otras personas.
Compartí el MTC con ONG, hospitales, etc. por lo que hice público su usa para ayudar a todo el mundo.
Cientos y cientos de cartas y mensajes recibí pero me llamó la atención una en especial  llegó a mis manos una carta de la señora Catalina, fechada en Londres en cincuenta días había; venía en lengua inglesa, pero leyéndola en español, vio que así  decía:
Querido Jack:
Soy la directora de uno de los mayores hospitales de Londres. No tenemos palabras para agradecerte lo que has compartido con el mundo. Gracias a ti, muchos niños con graves enfermedades, hoy sonríen y juegan en lugar de sufrir. Gracias por regalar una mejor vida a las personas.
Un abrazo,
                   Catalina
Me encantó esa carta, pero todavía pienso en las palabras de la enigmática nota que encontré aquel día: “Al final he fracasado, nadie debe saber esto…” Si fracasar es no conseguir la inmortalidad, yo, personalmente, me alegro de este fracaso. Me ayudaré a mí mismo compartiendo en MTC ayudando a los demás.
Hay que vivir sabiendo que todo tendrá un fin, todo acabará. Mientras tanto tendré que exprimir cada uno de mis días como si fuera el último.

ACCÉSIT: relato de Mercedes Estrada (2ºA ESO)

Nunca reveléis a nadie lo que habéis visto esta noche. Dijo nuestro padre a m hermano Enrique y a mí.
Los dos sabíamos   perfectamente lo que vimos. Mamá salió del baño con varios arañazos en la espalda y golpes en el brazo. Mi madre me cogió por las mejillas, me secó las lágrimas y me dijo que llevara a Enrique a la cama.
Así lo hice, pero desde la habitación se seguía oyendo la pelea que tenían mis padres.
Días después, como vi que la situación no mejoraba, decidí ir por mi cuenta a hablar con la policía, ya que no tenía compasión alguna por mi padre.
En comisaría me dijeron que necesitaba el visto bueno de mi madre, así que la llamaron y llegó a la comisaría muy nerviosa. No le quedaba otra opción, por lo que tuvo que contar todo. Enseñó sus heridas y, al poco tiempo, ya estaba planeado el juicio contra mi padre.
Al terminar nos abrió la puerta un hombre bastante apuesto, y nos marchamos a casa.
Cuando llegamos, mi padre ya se había ido a trabajar y convencí a mi madre para que, por nuestra cuenta, fuéramos recogiendo y empaquetando sus cosas.
No le dio tiempo a volver a casa. Un par de policías le habían ido a buscar a su trabajo para tenerle vigilado hasta el día del juicio.
Llegó el día. Estábamos todos allí, menos mi hermano, que no tenía edad para ver estas cosas, por eso lo dejamos con la tía. Se me hacía raro, no entendía muy bien la situación.
Por un momento me arrepentí de haber montado todo aquel lío. Pero ese arrepentimiento duró poco, concretamente hasta que vi a mi padre entrar y mirar a mi madre con esos ojos de desprecio…
Todo paso muy rápido. Yo miraba hacia todos los lados intranquila. De pronto mi mirada se detuvo en uno de los banquillos. Esa cara me resultaba familiar, y así lo era.
Al terminar con la sentencia, cuando ya nos daba el aire, aquella persona misteriosa para mí se nos acercó y se presentó:
-Yo, señores, soy portugués de nación, noble en sangre, rico en los bienes de fortuna y no pobre en los de naturaleza; mi nombre es Manuel de Sosa Coutiño; mi patria Lisboa, y mi ejercicio, el de soldado.’
Me quedé asombrada, resulta que era el hombre que nos abrió la puerta al salir de comisaría.
Se ofreció a acompañarnos a casa, a mí no me convenció, pero no dije nada ya que a mi madre le brillaron los ojos.
Un tiempo después iba viendo más frecuentemente a Manuel en casa, y me di cuenta de que los dos estaban enamorados.
Ella estaba feliz pero yo lo estaba más cada vez que la veía sonreír.
No sabíamos nada de papá y nos alegramos de ello.
Por fin, volvíamos a ser una familia.



 CONCURSO DE RELATOS
3º Y 4º DE ESO, BACHILLERATO y CICLOS

Primer premio: relato de Aarón Tejedor Llorente (1E Bachillerato)

Era un pasillo largo, no muy limpio y la poca luz que entraba por las ventanas tenía que luchar con los barrotes para poder pasar.
Juan avanzaba cabizbajo custodiado por los guardias, a cada paso que daba le parecía que los otros presos se metían en su cabeza con los gritos que emitían. Tras llegar al final del pasillo, los caminantes se detuvieron, un guardia soltó el brazo de Juan, cogió el manojo de llaves que colgaba de su pantalón y cun una de ellas abrió la celda.
-Aquí es- dijo el otro guardia que mientras pronunciaba sus palabras empujó a Juan hacia el interior de la celda.
La puerta se cerró con un fuerte estruendo al que siguió la voz del otro guardia.
-Disfruta de la suite- y se alejó riéndose con su compañero.
Juan se sentó en la cama mirando el lugar en el que se encontraba, y acabó por depositar su cabeza sobre sus manos abatido.
-No está tan mal como parece- dijo una poderosa voz.
Juan levantó la cabeza sobresaltado y descubrió que en la cama de arriba había una persona tumbada mirando el techo. Al entrar mirando el suelo no se había dado cuenta de que en la celda había otra persona.
-He visto pocilgas más habitables- respondió Juan indignado.
-Ah, sí, ¿y en cuántas pocilgas has estado?- preguntó el hombre que todavía permanecía tumbado.
-¡Y tú qué sabrás!- replicó Juan exaltado por la pregunta.
-Sé que con esa cara de niño rico tus pies siempre han pisado sobre una alfombra roja.
-¡Tú no sabes nada! ¡Nada!- gritó Juan que cada vez estaba más nervioso.
-Tranquilo chico, parece que vamos a vivir juntos durante bastante tiempo, así que debemos llevarnos bien- explicó su compañero de celda.
-¿Desde cuándo estás aquí?- preguntó Juan más relajado.
-No conozco otro sitio que estas paredes ni otra realidad más allá de estos barrotes.
-Lo siento.
-No me compadezcas. Podría estar encerrado en una cáscara de nuez y sentirme el rey de un espacio infinito.
-Lo que tú digas- dijo Juan pensando que estaba con un loco.
-¿Y qué hace un niño rico como tú aquí?- preguntó sabiendo lo que opinaba su nuevo compañero de él, por el tono utilizado.
-Hay gente que dice que he hecho cosas malas- respondió Juan con un tono egocéntrico.
- Parece que el bien y el mal distan tan poco el uno del otro, que son como dos líneas concurrentes, que, aunque parten de apartados y diferentes principios, acaban en un punto. ¿No crees, Juan?
Juan se extrañó al oír pronunciar su nombre ya que no se lo había dicho en ningún momento.
-¿Quién eres?- preguntó asustado.
Y el hombre por primera vez durante la conversación se incorporó y mirando a Juan a la cara dijo:
-Tu conciencia.

Segundo premio: Mis ojos negros de  Isabel Alegre Arance(1A Bachillerato)


A veces, parece que el bien y el mal distan tan poco el uno del otro, que son como dos líneas concurrentes, que, aunque parten de apartados y diferentes principios, acaban en un punto. Yo, caminaba por el medio de esos caminos tan dispares.
Porque yo, una niña de escasos diez años, de espeso cabello rubio que cae en picado por mi menudo cuerpo, a veces acariciando la blanca y tersa piel de mis brazos al caminar, tengo los ojos negros. Pero no esos ojos negros de iris, que te hunden en su cómoda profundidad, no. Mis ojos son negros, completamente negros. La marca del mal, así los llaman. Y así me llaman a mí también, la marca del mal. Con esa característica voz de adulto serio que a veces utilizan con superioridad, intentando ocultar el paralizante miedo de la superstición. Muchos os estaréis preguntando quién soy. El porqué de mis ojos negros. Con el mismo repulsivo miedo de mis padres. Con el mismo desdén. La misma arrogancia.
La historia comienza antes de que nadie pudiese imaginar mi existencia. Mis padres, una pareja recién casada, entusiasmados por el comienzo de su nueva vida, se mudaban a una casa en el centro de la ciudad. Mi padre, un joven abogado de treinta años llamado Holden llevaba, entre risas provocadas por mi madre, cajas llenas de objetos hacia su nueva casa. Una vivienda antigua pero acogedora, que parecía casi blanda y confortable por el cómodo paso de los años.
Ambos se instalaron entre su renovado amor, colocando sus cosas antiguas entre las nuevas, casi con incomodidad. Intentando hacer de tanta novedad algo confortable, conocido. Los libros de mi padre se acomodaban entre los de mi madre, algo más numerosos debido a su incondicional amor a la literatura, a la que se dedicaba. Pero algo en su estancia no cuadraba, algo faltaba.
El tiempo pasaba, tras varios meses en la casa todo parecía seguir igual. El aire a veces se hacía pesado, como si algo, una criatura, deseara arrebatarles su tan preciado aire. Elisa, la más supersticiosa, apremiaba a Holden a salir de allí e irse a otro casa. Mi madre sabía que había algo escondido entre las paredes de la casa.
Una noche como todas las demás, mi madre se despertó. Algo la observaba, pensó. Incrédula de su propia sensación, salió de la cama en busca de algo que la tranquilizara. Bajó las escaleras que se quejaban de ven en cuando por su peso, hasta que un escalón, que antes parecía estar en perfectas condiciones, cedió, llevándose su cuerpo al sótano que evitaban todo lo que podían. Elisa, con la pierna dolorida y ella paralizada por el dolor, intentaba escuchar con atención a su alrededor. Algo se movía, levantando polvo, el cual le cosquilleaba en la nariz hasta hacerle estornudar. El sonido retumbó por la tenebrosa habitación, y llamó la atención de algo que, si antes se preguntaba si acercarse, yo lo tenía claro.
Unos ojos totalmente negros la recorrieron de arriba abajo, pero no eran totalmente negros, no. Un círculo, que podía ser su fina pupila, era dorada. Sentía cómo los ojos la escrutaban, y cómo atrapaba su olor, captaba y sacaba su esencia. Y, a la vez, cómo la tranquilizaba su caricia cercana.
Abrió ligeramente los labios una señal de incomprensible placer ante la caricia que la recorría con lento deleite. Y entonces, el dolor le arrancó un grito que recorrió todo su interior, junto a la fuerte estocada que acuchillaba su vientre.
Se desmayó de pura agonía.
A la mañana siguiente descubrió que el grito le había salvado la vida, y se despertó sobre la cama, junto a su preocupado marido y una pierna rota. Aparentemente ilesa aparte de eso. Poco después nací yo y fui la alegría de la familia, hasta el momento en que abrí los ojos.
Me encerraron y tuve que aprender a vivir sola y maldita. Aprendí a sentir que Podría estar encerrado en una cáscara de nuez y sentirme rey de un espacio infinito. Bailando entre los límites de una vida marcada por el mal y la vida de una niña que ni siquiera pudo rozar la maldad. Inocente por siempre pero marcada.

-Se ha concedido un accésit al alumno Jesús Amicis González de 3ºD de la ESO. 

                                           Concurso de poesía
Citas  que inspiren un poema
-          ‘Señor, las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias’.
 Palabras de Sancho en el capítulo XI, Don Quijote de la Mancha II.

-          ‘La poesía, señor hidalgo, a mi parecer, es como una doncella tierna y de poca edad, y en todo extremo hermosa.’
Palabras de don Quijote en el capítulo XVI, Don Quijote de la Mancha II.

-          ‘Esta que llaman por ahí Fortuna es una mujer borracha y antojadiza, y, sobre todo, ciega’.
Palabras de Sancho en el capítulo LXVI, Don Quijote de la Mancha II.

-          ‘Words are easy, like the wind; Faithful friends are hard to find.’
(Las palabras, como el viento, son sencillas; los amigos leales, difíciles de hallar)
William Shakespeare, The Passionate Piligrim

-          ‘Don´t waste your love on somebody who doesn’t value it’
(No malgastes tu amor en alguien que no lo valora)
William Shakespeare, Romeo and Juliet

Ganador: Alejandro Álvarez Conejo (1ºE Bachillerato)



Expectante,  
veo cómo te transformas
en algo extraño
como una bestia bajo la luna.

Desapareces.
Devoran mis ojos hambrientos
el montón de polvo
que ahora queda de ti.

No entiendo
¿adónde fuiste,
tan rápido
 pero tan silencioso?

Fuego
en mi retina
graba tu imagen.
Quema.

Paciente
espero a que vuelvas.
Me acerco silencioso,
miro tus restos.

Gruño,
enseño los dientes
 a un simple montón de polvo.
Nada cambia.


Asumo.
Velo día y noche.
Nada cambia
 y nunca cambiará.

Aúllo.
Grito al cielo, al mar, al fuego,
sin nadie a la escucha.
Tu recuerdo quema.

Silencio,
asumo con estoicismo
 y finjo que no duele.
Pero lo hace.

Mi reflejo
en un lago en calma.
Una bestia acecha
donde antes un hombre estaba.

Salvaje,
rasgos marcados.
Dos ámbares como ojos,
resto de lo que fui.

Mutación.
Porque tal  vez el cambio
no fue nunca tuyo,
sino mío.

Nunca lo sabré.


Se han concedido dos accésit.

1-      Palabras de Marina Median (1º E ESO)

Las palabras,
aquellas viejas amigas
unidas por un destino,
las que nos ayudan a
crear sueños infinitos,
canciones con ritmo e
historias sin compromiso.

2-      Los ojos sucios de Juan José Gutiérrez Castro (4º C ESO)
‘Esta que llaman por ahí Fortuna es una mujer borracha y antojadiza,
y, sobre todo, ciega’.


No os enteráis, esclavos de este mundo maldito,
que cerráis los ojos y no podéis ver nada.
No os dais cuenta de lo que es la libertad.

Matadlos a todos, hasta que no quede ni uno.
Ningún sentimiento de desgracia
debe quedar en vuestro corazón.

Disfrutad de la vida mientras podáis
o no volveréis a ver nada,
si no gritáis bien alto,
para que escuchen vuestra furia.

Dejad de taparos los ojos
con las manos sucias,
pues debemos buscar la verdad
que tanto nos esconden.

Soñad cuando cerréis lentamente los párpados…
En ese momento
encontraréis el sentido de la vida.
  

Mención especial para  Irene Moreno (1ºE Bachillerato) por su poema en inglés.
‘Don´t waste your love on somebody who doesn’t value it’. William Shakespeare, Romeo and Juliet


                   Large flock,
larger gallantry that of the bird who takes off
without taking a glance, back;
Living hope of those
who are willing to find the awaited
eternal love.

Oh despairing flame that no one
has ever got to tame,
where in this game of luck,
with our chained hearts as fighting soldiers,
only one may rise from above all.
And only one,
lays beaten on the hardwood floor.

Daisies and roses,
all fun, laughs and games
Till you finally get to the spines,
blood, cries, open wounds,
I hear hearts crying every night
and, I swear,
it tears my soul in two.

And then I ask myself;
why, oh why is it
so hard to keep
Such a cherished gift?

Why destroy that one damn thing.
Don’t you know
we were better as a team?
But you chose to fly away
away from me,
from us,
from love.

Bravery turns to apathy,
and love to hatred.
I think it’s better to take different courses,
and let our hearts
fall down the drain.

I guess what I’m trying to say is,
do not waste your love
on somebody who
doesn’t value it
because hearts are blind
and people are
timeless masochists.

TRADUCCIÓN

Gran bandada,
mayor la gallardía del pájaro que sale volando
sin echar un vistazo atrás;
esperanza viva de esos
que están dispuestos a encontrar
el esperado
 amor eterno.

Oh llama desesperada que nadie
ha podido nunca domar,
donde en este juego de suerte,
con nuestros corazones encadenados
como soldados luchando,
solo uno puede elevarse por encima
de todos y solo uno,
cae abatido al suelo.

Margaritas, tulipanes y rosas,
todo diversión, risas y juegos
hasta que, finalmente, llegan a las espinas.
Sangre, gritos, heridas abiertas,
corazones llorando todas las noches
y, juro,
rasga mi alma en dos.

Y entonces me pregunto:
¿por qué, oh por qué es
tan difícil mantener
un regalo tan preciado?

¿Por qué destruir la única cosa
que nos hacía felices?
¿O es que no sabes
que éramos mejores como equipo?
Pero decidiste volar
lejos de mí,
de nosotros,
de nuestro amor.

El valor se convierte en cobardía,
 y el amor en odio.
Creo que es mejor tomar
diferentes caminos,
y dejar que nuestros corazones
caigan por el desagüe
libres, al fin, de nuestros errores.

Supongo que lo que trato de decir es,
no malgastes tu amor
en alguien que
no lo valora;
porque los corazones son ciegos
y las personas, eternas masoquistas. 

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