martes, 12 de octubre de 2021

Un encuentro muy especial de Antiguos Alumnos del Villa de Valdemoro

Redacción: Mariana Fernández (1º Bachillerato) y Laura Castro (profesora)
Fotografías: María Menchero (antigua alumna)




El pasado viernes, 8 de octubre, varios miembros de la redacción de esta revista asistimos a un reencuentro muy especial, tras casi dos años de pandemia o incluso algo más, pues ya sabemos cómo se demora el tiempo en esto de las quedadas de amigos. Mariana (1º de Bachillerato), María (antigua alumna) y yo quedamos para hacer un reportaje sobre un grupo de antiguos alumnos del IES Villa de Valdemoro que dejaron nuestro centro hace ahora unos diez años.
De camino a casa de Mariví, nuestro primer contacto, vamos concretando el objetivo de este reportaje tan especial. Queremos saber qué ha sido de este grupo de alumnos que sigue manteniendo la amistad tras tantos años fuera del instituto y cómo ha marcado su vida el paso por nuestro centro educativo.
Mariví nos recibe en su casa terminando de arreglarse para la cena y contesta a nuestras preguntas con el pintalabios en la mano. "Yo repetí 2º de la ESO. Era muy rebelde y siempre contestaba cuando los profesores eran injustos conmigo." En ese momento María, que acaba de dejar el instituto este año, se siente identificada, aunque nombra a su profesora "del alma", porque es la excepción dentro del claustro. Sin embargo, Mariví aclara: "Lo peor de ser rebelde es que, cuando quieres salir de ese papel, algunos profesores mantienen demasiado tiempo la imagen que tenían de ti y no te dan una nueva oportunidad. Pero tengo que reconocer que otros muchos sí que me la dieron." Mariví recuerda que tomó las riendas de sus estudios al llegar a 1º de Bachillerato y agradece el grupo de compañeros y profesores que tuvo a su lado esos años, porque han sido cruciales en su vida. "Me costó mucho, fue una verdadera superación, pero tuve la suerte de rodearme de buenas compañías y fui muy consciente de que, en el futuro, quería trabajar en algo que me gustara. De hecho, en la EVAU superé en dos puntos mi media de Bachillerato. Hice un gran esfuerzo y pude entrar en Ingeniería electrónica. ¡Ni yo misma podía creerlo!"
Después vinieron años de compaginar estudios y trabajo. Mariví no descansaba ni los fines de semana. Ha trabajado en varios locales de comida a domicilio y, al mismo tiempo, en el Punto de información de la universidad Carlos III. "La carrera la terminé hace ya unos años y desde entonces trabajo en mi sector." Está muy feliz y centrada en los nuevos proyectos que se le presentan en la empresa para la que está trabajando actualmente.
La hora se acerca y tenemos que recoger a otro miembro del grupo, así que Mariví nos lleva en su coche y nos encontramos a Peri, que se presta a contestar a nuestras preguntas. "¿Del instituto? sobre todo, recuerdo el Bachillerato. Fue la época que me marcó. De entonces conservo a mis amigos. Todavía no han podido "deshacerse" de mí." Mariana, María y yo vamos en el asiento trasero del coche y tomamos notas de lo que nos dicen. "Peri es ingeniero aeroespacial, era el que más estudiaba de la clase", nos explica Mariví, mientras Peri sonríe tímidamente. "Sí, no tuve malos resultados."
Llegamos al restaurante pisando fuerte. En el salón dos mesas con ocho personas cada una. Mariana y María se colocan en una mesa para entrevistar y hacer las fotos. Yo, en la otra, intento conseguir alguna anécdota suculenta del grupo, así que les pido que me expliquen lo que recuerdan del instituto. Estuvieron haciendo el bachillerato en el Villa entre 2008 y 2010. Eran de ciencias. "Los de Letras eran mucho más rebeldes que nosotros. Un día trajeron tres ratones para hacer una carrera y la liaron." No olvidan los nombres de los profesores y algunas anécdotas con ellos. "A mí es que me tenía manía la de Química", dice Huete. "Yo me la encontré en Sol. Estudié la misma especialidad que ella: Química orgánica", replica Juanlu.





Cada comentario incita a la risa y al recuerdo. Las horas de clase fueron muchas, pero sobrevive la anécdota y el resultado final que les abrió las puertas para entrar en la universidad y prepararse para la profesión que querían desarrollar. "Desde los ocho años tenía claro que quería ser arquitecto. Le decía a mi madre: "Quiero construir casa para los pobres", nos cuenta Diego. "Cuando terminé la carrera se produjeron una serie de "casualidades" que me dirigieron hacia el trabajo que yo quería. He tenido mucha suerte", explica Juanlu, y Humanes insiste: "Pero la mejor época para mí fue la del instituto. Es la que recuerdo con más cariño."






Mientras tanto, Mariana también consigue sonsacar nombres de profesores preferidos, incluso alguno de ellos era bastante cantarín. Tampoco se cortan en esa mesa a la hora de contar historias divertidas de la clase. Como el día en el que todos acordaron mantenerse en un silencio sepulcral tras las infinitas quejas de la profesora, que acabó pidiendo a los alumnos que hablaran porque no sabía dar clase así, o la inundación del aula por culpa de un radiador: "Todos salimos empapados", cuenta Helena. Algunos consideran su paso por el bachillerato como el de una "cabra loca", asegura de sí mismo Manolo. aunque no dudan por manifestar su admiración por alumnas como Beatriz, "¡Esa chica 10!" y es que su expediente académico brillaba con luz propia. "Me muero de la vergüenza, pero la verdad es que competía conmigo misma para superarme", confesó Beatriz. Y Miriam concluye: "Fue una época de mi vida muy divertida y muy feliz. Gracias a los compañeros hicimos una piña y eso hizo que fuera el mejor curso."
En este encuentro se congregan profesiones para todos los gustos: químico, policía, guardia civil, ingeniero, consultor, militar, incluso un emprendedor que ha fundado su propia empresa. "Tú ya apuntabas maneras, Carlos, desde el instituto." Carlos mira sorprendido a su compañero y se ríe. "No había quién lo parara ya entonces." Por supuesto, hay muchas alternativas a la educación universitaria, igualmente válidas que "podrán brindar grandes oportunidades a nuestras jóvenes periodistas", insiste Miriam. "¡Y salid mucho!", exclama Helena.
Los recuerdos se mezclan con el "qué fue de..." y las risas van en aumento. Llega el momento de hacer las fotos de rigor, de las que se encarga María, y de despedirse, pues la cena va a comenzar y no queremos interferir en la intimidad de estos antiguos compañeros. "Muchas gracias a todos por compartir este momento de reencuentro de amigos del Villa."
Mis jóvenes periodistas y yo salimos encantadas de haber presenciado este momento. "Siento que he superado mi timidez al actuar como una verdadera periodista", comenta Mariana. "En el reportaje tenemos que destacar que, a pesar de los obstáculos, de repetir de curso o de tener un mal momento, todos los sueños se pueden conseguir", concluye María, nuestra fotógrafa. La noche ya se ha cerrado y regresamos a casa cargadas de esperanza y de sueños.

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