Buenas tardes y muchas gracias a todos vosotros por acompañarnos en este día tan especial. Pero también por haber estado junto a nosotros a lo largo de nuestro paso por el instituto. En estos años, hemos pasado del “miedo” de ser los primerines, los pequeñajos que recibían empujones en la cafetería para conseguir una bolsita, que no tenían derecho a la pista de fútbol… Pero aprendimos la lección, hicimos una piña, aprendimos a hacer los balones gracias al celo con el que más de uno jugamos al fondo de la clase. Pero ahora somos los mayores, todo es mucho más duro y complicado, pero los buenos amigos siempre están ahí, apoyándonos los unos a los otros, y formamos esta gran familia que hoy se ha reunido aquí para celebrar el fin de este ciclo tan bonito.
Siempre quedaran en nuestra memoria recuerdos como el famoso tetrabrick para el huerto, las peleas por probar bocado en las exposiciones de francés de Asun, los 30 minutos en el duque con Esther, nuestra colaboración y esfuerzo cada año en el cross, nuestra implicación en el Proyecto Katuwira con Ana, las maravillosas clases de música con Inés, que ya es más que una institución en el centro; Susana y su “cumbia matemática”, la inagotable sonrisa de María, las dudas existenciales en las clases de Encarna, las amenazas de Ángel Nebreda con dictar apuntes, las mil y una anécdotas con las que Lucas nos ha hecho reír hasta la saciedad, Raúl y su intento por transmitirnos su amor por el teatro, los apuntes de Pablo Baena pero, sobre todo, sus peculiares conciertos improvisados; los ritmos que Rafa nos enseñó y que más de uno seguimos repitiendo. Cómo olvidarse Carmen Carazo, sus infinitos abiertos y cerrados y el teodolito con el que tanta guerra la hemos dado y, cómo no, de Mar Serrano, que nos enseñó que la literatura va mas allá de lo que nuestros ojos puedan leer… Momentos y personas irrepetibles que, discúlpenos, si se nos olvida alguno, pero necesitaríamos tres graduaciones para recordar todos y cada uno de los momentos que hemos vivido aquí. Y llegó el viaje de fin de curso, cosa que habíamos planeado desde el comienzo de nuestra andadura por el centro; ese viaje nos dejo momentos que jamás se borrarán de nuestro recuerdo, como cuando el WC del bus se quedó con el euro de Cordero, los largos viajes en el bus, los chivatazos por teléfono, las pelucas de colores, las fiestas que nos montábamos en el comedor, esas sopas, purés que comimos días sí y día también, los bailes de Álvaro (gorra) por el bus -¡eres muy grande!-. Cómo olvidar a Myriam paseándose por el hotel con sus vans, su bandera al cuello y su famoso “paquete”, los cantos a nuestro conductor Joao y la guerra que le dimos a Paz, Beatriz y Ángel, a los que debemos este viaje tan genial. Todas estas experiencias formaron lo que hay es una gran familia, aprendiendo a respetarnos y valorarnos los unos a los otros.
Es muy grande el cariño que nos hemos cogido en estos años. Son inolvidables todos y cada uno de los 5 minutos que hemos compartido de risas, lágrimas, nervios, bailes, tonterías y alguna que otra pelea. Aún así, esto seguirá siendo una familia que dentro de unos años se volverá a encontrar recordando estos bonitos momentos.
Y aunque los años que vengan serán muy duros, tanto si continuamos estudiando como si intentamos incorporarnos al mundo laboral, todos los conocimientos, pero sobre todo los valores que en este centro hemos adquirido y que estos profesores nos han inculcado con tanto cariño, sin duda nos ayudarán a plantarle cara a nuestro destino y a afrontar todos los retos que encontraremos en nuestra vida. Por eso, deseamos darle las gracias a todos y cada uno de los profesores, incluyendo al equipo directivo, que han influido en nuestra decisión sobre el futuro. Y, cómo no, el apoyo incondicional que nos hemos dado entre nosotros a lo largo de los años. Enhorabuena a todos y cada uno de nosotros, pero no nos digamos adiós, simplemente hasta pronto.
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