Hace dos semanas, tuve el placer de entrevistar a Carlos Jiménez, profesor de Lengua y Literatura y fundador del grupo de teatro de profesores. Muchos lo conocerán por haber sido docente el año pasado en nuestro centro, al cual espera poder volver durante el próximo curso escolar. Este encuentro tiene su origen a partir de la interpretación de una versión editada de Maribel y la extraña familia por dicho grupo de profesores el día 11 de mayo, a la cual tuve el deleite de acudir.
Fotografía del entrevistado, Carlos Jiménez
La obra de Miguel Mihura fue modificada con el propósito de adaptarla a la época contemporánea. “Cuando les propuse modernizarla y traerla a nuestra época, les parecía un poco increíble”, confiesa. Al fin y al cabo, se trataba de un trasvase a la sociedad actual de una familia conservadora de 1950. En cambio, la crítica a las apariencias y la represión de Maribel de mostrar su verdadero yo, se mostraron a la perfección en esta nueva versión.
La trama gira en torno a Maribel, una mujer que trabaja en un burdel para pagar la renta de su cuarto. Un día conoce en un bar a Marcelino, un joven cándido y burgués que se aloja con su tía Paula y su madre Matilde en una antigua casa de Madrid. La vida de Maribel cambiará estrepitosamente desde el momento en que Marcelino, ingenuo sobre la posición de la chica a la que ama, la invita a su hogar con la oculta intención de presentarla a su familia. Acompañada por sus tres amigas, Rufi, Pili y Nini; todo se rodeará de misterio, paranoia y, para el público, de momentos la mar de cómicos.
La obra de Miguel Mihura fue modificada con el propósito de adaptarla a la época contemporánea. “Cuando les propuse modernizarla y traerla a nuestra época, les parecía un poco increíble”, confiesa. Al fin y al cabo, se trataba de un trasvase a la sociedad actual de una familia conservadora de 1950. En cambio, la crítica a las apariencias y la represión de Maribel de mostrar su verdadero yo, se mostraron a la perfección en esta nueva versión.
La trama gira en torno a Maribel, una mujer que trabaja en un burdel para pagar la renta de su cuarto. Un día conoce en un bar a Marcelino, un joven cándido y burgués que se aloja con su tía Paula y su madre Matilde en una antigua casa de Madrid. La vida de Maribel cambiará estrepitosamente desde el momento en que Marcelino, ingenuo sobre la posición de la chica a la que ama, la invita a su hogar con la oculta intención de presentarla a su familia. Acompañada por sus tres amigas, Rufi, Pili y Nini; todo se rodeará de misterio, paranoia y, para el público, de momentos la mar de cómicos.
Cartel promocional de la obra junto con el reparto
Según nos cuenta su director, estuvieron un total de 30 horas preparando la interpretación entre las séptimas horas de los jueves y los ensayos generales, que alargaban las reuniones hasta las seis de la tarde; todo esto sin tener en cuenta todo el trabajo individual en el que cada uno de los actores empleó su tiempo y dedicación detrás de bastidores.
“Para que te hagas una idea, en una obra de teatro se dice que el mínimo de ensayos tiene que ser de 100 horas en una obra completa de una hora y media”, me explica cuando comparto mi sorpresa ante la duración de su representación (2 horas y 30 minutos). En un principio, asegura, iban a volver a repetir la obra del año pasado, de la cual sólo se hizo publicidad a los alumnos de 2º de Bachillerato por un problema de autocensura por escenas eróticas. Sin embargo, debido a la sustitución inesperada de algunos actores, no pudo llevarse a cabo. Así fue como comenzaron con Maribel y la extraña familia en enero, a contrarreloj y con un reparto muy ajustado. En lo referente a la selección de la obra, fue escogida de manera democrática tras un trabajo de investigación que Carlos emprendió en octubre. Buscó obras que se pudieran adaptar bien al reparto del que disponían, en el cual las mujeres poseían un papel fundamental, siendo el marido de una compañera al que le pidieron el favor a última hora y él las únicas figuras masculinas.
Distintas imágenes de la representación.
Preguntándole sobre los comienzos del grupo de teatro, nos cuenta que fue una idea que surgió a partir de una conversación que tuvo con el director, Ismael, aunque este afirma que no se acuerda. Colgando un cartel en la sala de profesores hace dos años, esta motivación de unir a docentes aficionados del teatro salió adelante exitosamente. El compromiso de sus participantes y el buen ambiente entre ellos han sido clave para ello. Por el momento, hacen teatro usando textos ya escritos como base, aunque también se plantean la posibilidad de hacer improvisación en un futuro. Añade que fue él quién les dirigió hacia la comedia, pues era la opción fácil para empezar, sobre todo porque es más sencillo incluir posibles errores durante la escena.
Centrándonos un poco más en él, declara que cuando empezó a estudiar arte dramático “tenía la espina” de dirigir más que de actuar, interesándose por crear arte propio e, incluso, planteándose hacer montajes y dedicarse al mundo del espectáculo. Durante este proceso, se dio cuenta de que el mundo literario le llamaba la atención, metiéndose de lleno en él años más tarde. Visualizando las salidas, tenía dos opciones: ser profesor de la ESO o de universidad. La mayor desventaja de esta última, la cual consiste en pasar primero por un puesto de profesor asociado muy mal recompensado socialmente, más su agrado por trabajar con adolescentes, le dirigió hasta donde se encuentra actualmente; un instituto de Pinto, su pueblo. Destaca, además, su afabilidad por la relación entre alumnos y profesores en el IES Villa de Valdemoro. “Aquí el alumnado sois muy entrañable, tenéis buena relación con el profesorado. Cuando es un instituto más formal, lo notas. No noto falta de respeto, sino una familiaridad”. Parece ser que ha sido docente en institutos en los que los alumnos ni le saludaban por los pasillos, algo que él echaba en falta.
Como todo artista, también tiene sus referentes artísticos. “Te influyen un montón. El problema, luego, es que no te acuerdas exactamente quién te ha inspirado. Es muy desagradecida la escritura en ese sentido. Tú te pones a escribir y ya piensas que es todo tuyo, y realmente no. Realmente, lleva la huella de muchos otros”. Empezando su interés en la escritura dramática y poética con Lorca, pasó por la intelectualidad y literalidad de Valle-Inclán, el distanciamiento característico de Brecht, del cual se pueden observar pinceladas en la adaptación de Maribel y la extraña familia; Francisco Nieva y, claramente, al propio Miguel Mihura. Se puede distinguir, entonces, su atracción por el teatro y la poesía. “La poesía para mí se escribe sola porque es un vómito emocional. En el momento en el que surge estás tan emocionado con lo que quieres decir que sale”, responde cuando le cuestiono sobre el estancamiento que muchos autores han padecido, y eso que tuvo un descanso de la escritura durante su carrera de Psicología. “En el teatro es darle tiempo, porque muchas veces empiezas imaginándote la obra de una manera y, según va pasando el tiempo, vas escribiendo apuntes (...). Hay muchas maneras de escribir”.
Profundizamos en otros temas, y uno de ellos es la manera en la que las IA afectan, hoy, a la percepción del arte. Según me explica, todo comenzó con La Vanguardia, la cual puso su interés en esa combinatoria aleatoria que crea arte sin la necesidad de existir un ser humano detrás del procesamiento. En cambio, la realidad es que, por muy novedosa que sea, el arte que triunfa dentro de este diario es aquel que posee el sentimiento, impulso, dramatismo y expresionismo de un artista vivo. “La IA puede incluso imitar el estilo de un poeta, pero no llega a tener esa profundidad, esa vida. Es algo humano (...) He visto ejercicios y publicaciones de IA y veo esa falta de que no han vivido una experiencia, de que no están contando lo que sienten. En algunos artistas también se ve”. Curiosamente, los concursos de poesía y relatos de nuestro centro tienen unas pautas muy específicas para evitar que sean utilizadas deliberadamente. Como ejemplo, menciona que Lorca ni se plantearía reflejar la angustia del amor en perder el autobús. “(...) La lección es ridícula, no tiene gusto. Te coge cualquier cosa”.
Seguimos desarrollando el debate sobre el futuro del arte desde la perspectiva de la generación del alumnado de nuestro curso, quienes buscamos una estabilidad laboral y unos estudios “con salidas”. Por dicho motivo, meterse a carreras ajenas a ciencias puras, en especial Bachillerato de Artes, se nos presenta como una decisión de riesgo que podría conllevarnos a acabar “viviendo bajo un puente”. Argumenta que tal vez ellos, que han experimentado la crisis económica del 2008, nos han protegido demasiado, aumentando aún más el sentimiento de incertidumbre que nos consume. “Cuando salimos de estudiar las carreras, nos encontramos con una época de desolación total desde el ámbito laboral y entonces era muy difícil encontrar el trabajo que querías”. No niega, sin embargo, que se estén equivocando con esta actitud, pues “luego pasan los años y te das cuenta de que no estás haciendo lo que te gustaría hacer y de que, a lo mejor, tendría que darle una segunda oportunidad para hacer lo que quieres realmente”. Ambos llegamos al mismo desenlace: el sistema educativo es muy cerrado. Nadie, haga la rama que haga, se escapa de una asignatura que se le atraganta. En cambio, reitera, existen alternativas. “He tenido también una vocación científica hacia la Psicología y me puse a estudiar la carrera. Lo pude hacer en un sitio donde no hay competencia, que es en la UNED”. Sostiene que no lo recomienda para personas de 18 años, ya que carece de la parte social; a pesar de ser más barato. “Te vas abriendo puertas y, más o menos, hasta los 28 años realmente no decides dónde te quieres situar laboralmente, y luego incluso puedes cambiar. Yo he tenido hace nada una caída del árbol de decir que tendría que cambiarme a hacer algo más artístico y dejar de buscar tanta estabilidad. Soy feliz dando clases”.
Finalizamos comentando que, en la época de sus padres y de nuestros abuelos, lo suyo era hacerse todos universitarios, siempre y cuando tuvieran los recursos necesarios y no tuvieran que ponerse a trabajar a temprana edad para ayudar a sus familias. Afortunadamente, ahora se están abriendo la mente a otras posibilidades. A fin de cuentas, a diferencia de lo que muchos piensan, la universidad no te garantiza un trabajo fijo. Esto no quita que las generaciones pasadas sean, ni mucho menos, menos cultas. “Saben más nuestros abuelos de un huerto ecológico que nosotros”.
Ni cabe mencionar que este proyecto, uno que nació producto del azar y sigue floreciendo con tonalidades más vivas que grises, es una victoria más para el mundo del teatro. Estaremos esperando pacientemente al año que viene para divertirnos entre profesores, alumnos, familiares y amigos una vez más.
Ni cabe mencionar que este proyecto, uno que nació producto del azar y sigue floreciendo con tonalidades más vivas que grises, es una victoria más para el mundo del teatro. Estaremos esperando pacientemente al año que viene para divertirnos entre profesores, alumnos, familiares y amigos una vez más.
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