Raquel Martínez Martín
24/04/2015
A finales de este año se celebrará en París una nueva Cumbre sobre el
Cambio Climático. Se espera que esta sea la cita definitiva de la que surja un
compromiso vinculante internacional para que se reduzcan las emisiones
contaminantes a nivel mundial.
Varios datos indican que se trata de una reunión necesaria y muy
importante para el devenir del planeta: 14 de los 15 años más calurosos de los
que se tienen registros son del siglo XXI (el 2014 fue el año más caluroso
registrado en toda la historia), cada vez se emite mayor cantidad de gases de
efecto invernadero, etc.
A lo largo de la historia han sido muchos los expertos en clima que,
mediante intervenciones en diferentes medios de comunicación, han alertado
sobre la mala gestión y la poca atención que recibe este tema que, a la larga,
afectará de lleno a toda la población mundial. En algunas ocasiones, se ha
tachado a estos expertos de “lunáticos” o “exagerados” hasta que el tiempo, por
desgracia, les está dando la razón.
Los progresos en esta materia han sido intermitentes a lo largo del
tiempo y nunca se han tomado medidas serias al respecto hasta ahora. En el
primer trimestre del 2015, desde el hemisferio occidental, han surgido
propuestas bastante interesantes al respecto. México y Estados Unidos han
presentado unos objetivos sobre el cambio climático a la Convención Marco de
las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) con el fin de
alcanzarlos antes del 2026.
Sin embargo, aunque el cambio climático es global, los expertos
aseguran que las soluciones deben ser, ante todo, de carácter local. Los
cambios en las ciudades y en los países son la base para que después se adopten
medidas a un nivel más global. Hay que formar ciudadanos y gobiernos
involucrados en la acción sobre el clima para así crear una nueva gobernanza
mundial.
El pasado diciembre se celebró una cumbre sobre el clima organizada
por la ONU en Perú. El investigador inglés Simon Anderson expuso las claves de
su estudio que versan sobre la importancia de aunar esfuerzos. “Los gobiernos
deben ser los motores que lo legitimen todo, pero por debajo tiene que haber
una serie de nodos interconectados que sepan cómo responder a planes concretos.
Ayuntamientos, empresarios, grandes multinacionales,…”, afirma Anderson.
Se espera que con la Cumbre de París en diciembre de este año se
consigan trasladar los supuestos teóricos a la práctica.
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