El pasado 2 de noviembre tuvimos la oportunidad de entrevistar a Julia Morillo, profesora de Lengua del instituto, que nos mostró todo el cariño y las ganas que le ha puesto a su trabajo durante los ocho años que ha pasado con nosotros, y nos habló sobre los planes de futuro que tiene tras su jubilación.
Lo primero que destaca a la hora de acercarnos a Julia es su voz; es dulce y clara. Después, es su mirada la que nos cautiva. Tiene una mirada juvenil y serena, aunque nos demostró, a lo largo de la entrevista, que una enorme pasión por su trabajo se esconde tras una aparente fragilidad.
Aunque ser profesora era su sueño desde pequeña, no siguió ese camino directamente, pues estuvo trabajando veinte años en Renfe siguiendo la tradición familiar; sin embargo, en un momento de su vida decidió que se convertiría en la primera profesora de su familia. “Aunque disfruté mucho de aquella época en Renfe, llegó un momento en el que me preparé la oposición y quise dedicarme a esto”, nos comenta. Pero este tiempo que pasó entre trenes no fue en vano, ya que reconoce que sin esos años de experiencia no sería la misma profesora que ha conseguido, una profesora apasionada que ha cumplido un sueño y que, sin duda, ha dejado huella en sus alumnos, pues nos comenta que, si tuviera que elegir la parte favorita de su profesión, sería el trato que ha tenido con ellos. “Me habéis enseñado infinitamente más de lo que yo os he enseñado a vosotros”.
Durante sus años de bachillerato, su profesora de francés le influyó para estudiar la carrera de Filología francesa; pero su intensa afición a la lectura y su pasión por la Literatura española, le llevaron a tomar la decisión de prepararse la oposición de Lengua y Literatura y, tras aprobar los exámenes, pudo obtener plaza como docente.
No todos los momentos que ha vivido durante estos años como profesora han sido buenos; Julia nos confiesa su intolerancia hacia las faltas de respeto entre alumnos que se dan de vez en cuando dentro de clase. “Aunque no me gusten esos momentos, no estamos en clase solo para aprender Lengua, sino también para aprender a convivir entre nosotros”.
A pesar de estas malas experiencias, nos comentó que tiene muchas más anécdotas buenas que malas. “La mejor anécdota que me ha pasado es encontrarme con alguno de mis alumnos por la calle y que me saluden y me digan que le gustaban mis clases”, nos comenta conteniendo las lágrimas y consiguiendo emocionarnos a todas nosotras con estas palabras.
Según ella, lo esencial a la hora de ser profesor es la paciencia, una virtud que solo se puede obtener estando con los alumnos, aprendiendo a convivir con ellos y a transmitirles el conocimiento de la forma correcta. “Sin embargo, un profesor nunca debe olvidar lo fundamental y la base de toda profesión: el respeto, tanto dentro como fuera del aula”. El cariño también es esencial a la hora de enseñar, y la forma de contarnos todas sus vivencias nos deja claro que nunca le faltó en su recorrido profesional. “En la página de dedicatorias de mi tesis doctoral, dejé un espacio para mis alumnos, agradeciéndoles cuánto me han enriquecido, no solo como profesora, sino también como persona”.
Esta profesora no reserva su talento solo para el Villa; también da clases en la Universidad Nacional de Educación a Distancia, y al preguntarle por las diferencias entre el instituto y la universidad nos comentó que, aunque en las ganas de transmitir conocimientos no hay diferencias, ella tiene que “cambiar el chip” a la hora de dar clases en la facultad, ya que sus alumnos suelen ser adultos y sus clases son de un nivel mucho más avanzado.
Julia nos cuenta que, tras jubilarse, permanecerá investigando en la UNED para profundizar en el tema de su tesis doctoral sobre literatura de viajes del siglo XIX con la que consiguió la máxima puntuación y el premio extraordinario de doctorado. De su tesis contamos en la biblioteca del instituto con un ejemplar donado por la propia autora. Además, quiso resaltar que, aunque mucha gente cree que la investigación es solo propia de las ramas científicas y tecnológicas, la investigación en las disciplinas de humanidades también existe y es tan importante y apasionante como en otras ramas de investigación.
Gracias a este nuevo camino que va a emprender, no siente que la jubilación le vaya a impedir dedicarse a su vocación, aunque nos confiesa que echará de menos la sensación de entrar en clase y encontrar las sonrisas de sus alumnos. “No voy a negarlo, también echaré de menos las que se montan algunas veces en clase”, nos dice entre risas.
Para ella, ser del Villa ha sido como pertenecer a una segunda familia, gracias al cariño tanto del alumnado como de sus compañeros y de todo el personal del centro. “Durante unos años me trasladaron a otro instituto, pero desde el primer momento quise volver al Villa, y me alegro mucho de haberlo conseguido”.
Con un nudo en la garganta nos despedimos de Julia a la que siempre recordaremos como una excelente profesora y compañera.
Todo el centro te desea lo mejor y espera que el resto de experiencias que vas a vivir a partir de ahora sean tan buenas como las que nos has transmitido en esta entrevista. Esperamos que vengas a visitarnos a menudo. ¡Hasta pronto, Julia!
Entrevista y redacción: Sandra, Mariana, Rocío y Claudia
Fotografías: María
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