domingo, 13 de febrero de 2022

Encuentro con Lluis Montoliu, investigador del CSIC

Por Patricia y Nerea Casado Ovalle. 2º Bachillerato.


El pasado 11 de febrero de 2022, los alumnos de Biología de 2º de bachillerato asistimos a la conferencia Lo que está en nuestros genes, lo que contiene nuestro genoma, del Dr. Lluis Montoliu investigador del CSIC responsable del Departamento de Biología Molecular y Celular del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC, que se conectó telemáticamente con nosotros.

Al finalizar la conferencia tuvimos la oportunidad de entrevistarle para la revista Trizas y os trasladamos parte de esta conversación.

Muchos de nosotros estamos considerando cuál va a ser nuestro futuro, ya que en breve nos presentaremos a la EvAU -o no-. ¿Qué puede decirnos acerca de Biología?
Sólo te puedo hablar de maravillas sobre la Biología. Para empezar, hoy en día nos abre muchas puertas y muchas posibilidades, ya sea la biología marina, biotecnología, microbiología, microbiología vegetal, biomedicina… Y creo que esta, la Biología, será cada vez más importante en nuestra vida, especialmente para mejorar el medioambiente y para nuestro bien.

Es habitual comenzar desde el principio. ¿Cuál cree que fue el primer paso que le permitió llegar a ser investigador del Centro Nacional de Biotecnología o CNB que depende del Consejo Superior de Investigaciones Científicas o CSIC?
Desde pequeño, ya sabía que quería dedicarme al estudio de la genética. Recuerdo que mi profesor de Biología me habló de ella, en primero de BUP (actual tercero de la ESO) y enseguida pensé que yo me quería dedicar a ello. Y al final terminé estudiándolo, me trasladé a Alemania y, a mi vuelta, comencé a trabajar en el Instituto de Biotecnología, así que puedo sentirme satisfecho de haberla estudiado (genética).”

Durante toda su carrera como investigador, ¿cuál fue el mejor momento o aquel que merece la pena ser comentado?
Mejores momentos ha habido muchos, pero te diría el periodo posdoctoral en Alemania, porque ahí es donde conté con financiación ilimitada y durante cinco años pude dar rienda suelta a mi creatividad.


La siguiente pregunta casi es obligatoria. Y entonces, ¿cuál fue su peor momento o aquel que intenta no recordar?
Claro que también hay momentos peores. Lo que uno tiene que entender cuando estudia ciencia es saber gestionar el fracaso. Este es el método científico: probar, fracasar, ya que la mayor parte de las veces las hipótesis no se confirman. Pero hablando del peor, diría que si no estás preparado es el día a día. Hay que ser perseverante y sistemático, pues si crees que esto es sencillo, que lo lograrás a la primera, estás equivocado. Pero, por supuesto, nunca hay que tirar la toalla.

Es habitual escuchar que las enfermedades raras no siempre cuentan con el apoyo económico o institucional. ¿Es un mito o una realidad?
Por desgracia, esta es una realidad. Por ejemplo, un paciente con cáncer -o cualquier enfermedad- le van a atender si acude a un hospital. No obstante, a las personas que padecen alguna enfermedad que es menos común no se las va a poder tratar de la misma manera. Esto es una injusticia y merecen el mismo respeto. Las farmacias van a buscar vender lo que les sea más rentable económicamente. Entonces, ¿qué podemos hacer para solucionarlo? Necesitamos más inversión y ya que no contamos con el suficiente dinero privado, es necesaria más inversión pública.


Seguro que muchas de sus investigaciones no han tenido resultados positivos o los que se obtuvieron no eran los que se esperaban. ¿Cómo gestionó esta situación?
Tienes que tener claro que nuestro conocimiento es limitado. Un error no es un fracaso, nos va a ayudar a aprender y no solo a nosotros, sino a los demás. Eso sí, hay que tener una personalidad fuerte para seguir avanzando. Cuando trabajas veinte años en un proyecto, como es mi caso, tienes que tener esto muy en cuenta. Cada error supone cerrar este camino para que el resto no tropiece en el mismo obstáculo.

Para muchos de nosotros no queda clara la implicación que puede suponer ser investigador. ¿Nos podría describir en qué consiste una de sus jornadas laborales?
Uno es investigador durante todo el día. A veces, incluso en sueños, y por ello tienes que acomodar los horarios. Yo tengo un grupo de investigadores muy grande y no solo eso: tengo que hablar con ellos, dar clase en universidades, dar charlas, entre ellas en institutos, algo que me encanta. Además, hay que escribir informes para pedir dinero para, a su vez, justificar su uso. Mi tarea, además, es que hoy el laboratorio siga funcionando.

De entre todas las publicaciones o descubrimientos que ha conseguido, ¿cuál considera que ha tenido o tiene más impacto en la sociedad y por qué?
Un experimento para el cual nunca obtuve dinero y que tuve que costear con el de otros proyectos, y es la pregunta de por qué las personas con albinismo ven mal.

Si su “yo” actual pudiera darle un consejo a su “yo” de diecisiete años, ¿qué consejo le daría y por tanto nos está dando a nosotros?
Básicamente, le diría que siguiese con sus ideas, que fuera perseverante y que no se desanimase, porque llegarán épocas complicadas pero que, finalmente, pasarán. Y también que siguiese con sus proyectos de vida y profesionales.

Para concluir, ¿quiere añadir algo más?
Para terminar, me gustaría hacer referencia, en el día de la mujer y la niña en la Ciencia, a Katalin Karikó, quien siempre tuvo perseverancia y nunca abandonó, y gracias a su trabajo hemos podido tener las vacunas basadas en el ARN en esta pandemia.

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