Hipatia, entre el mito y la historia

Rachel Weisz da vida a Hipatia en 'Ágora', de A. Amenábar. 

Por ANGEL NEBREDA ROCA, profesor de Ciencias Sociales del IES Villa de Valdemoro.
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Hipatia de Alejandría ha pasado a la posteridad como una víctima de la intolerancia que personificó la lucha entre ciencia y fanatismo, entre helenismo pagano y Cristianismo. Partiendo de los escasos datos disponibles sobre ella, analizaremos los endebles fundamentos de su mito y las causas de su asesinato.

Un primer elemento del mito fue su nombre (Hipatia), que en griego significaba “la más grande” y que fue visto por alguno de sus biógrafos como un augurio de su grandeza posterior, sin tener en cuenta que el nombre era común en la época. Otros elementos son la falta de imágenes coetáneas y el desconocimiento de su año de nacimiento. Parece razonable pensar que pudo nacer en el 355, falleciendo, por tanto, con 60 años, edad lógica para explicar la influencia que ejercía en la ciudad. Esta realidad se suele soslayar en todas las representaciones de Hipatia, que suele ser presentada como una bella joven. Hipatia era hija de Teón de Alejandría, un reputado matemático y astrónomo que dirigía la Biblioteca del Serapeo (heredera de la destruida Biblioteca de Alejandría), el gran centro cultural de la ciudad. Ella creció bajo la tutela de su padre, colaborando con él en diversas tareas (se le atribuyen comentarios a la Aritmética de Diofanto, a las Crónicas de Apolonio de Perga y al Almagesto de Tolomeo). También se conocen sus contribuciones a la esfera de la tecnología y la mecánica.

Por otro lado, poco sabemos de las ideas filosóficas de Hipatia, aunque resulta indiscutible, no obstante, su valía intelectual, que es reconocida por todas las fuentes históricas. Existen también discusiones sobre su estado civil y su conducta sexual (virgen, adúltera, casada con un filósofo llamado Isidoro...); la inexactitud de estos datos permite que se proyecte una imagen de una mujer emancipada.
Hipatia explicaba sus conocimientos en cursos y audiciones públicas, admitiendo a todos y logrando gran influencia sobre las élites urbanas de Alejandría (su discípulo más destacado fue Sinesio de Cirene, que fue obispo de la Ptolomeida). No obstante, Hipatia no fue popular ni célebre entre el pueblo bajo de Alejandría. Ella, junto con sus alumnos, vivía apartada y carecía de influencia sobre las masas, lo cual explica la facilidad con la que calaron en el pueblo las acusaciones de los cristianos contra ella.

En este contexto, la expansión del Cristianismo en Oriente creó en Alejandría una tensión creciente entre el poder religioso (el patriarca de Alejandría) y el civil (el prefecto Orestes). El creciente poder de los cristianos provocó conflictos con paganos y judíos (en 391, fue profanado y destruido el templo pagano de Serapeo, episodio en el que Hipatia permaneció al margen, lo que la privó de simpatías entre los paganos). La tensión creció a partir de la elección del patriarca Cirilo, que deseaba convertir a los cristianos en el poder hegemónico de la ciudad.
Tras un enfrentamiento entre Cirilo y los judíos, el prefecto apoyó a los judíos, buscando su apoyo frente a Cirilo. Los judíos asesinaron a muchos cristianos y Cirilo ordenó el asalto al barrio judío. Cirilo no recibió el apoyo de todos los cristianos y debió buscar la reconciliación con el prefecto, intentando así lograr la sumisión del poder civil frente al poder religioso (aceptación por el prefecto de las verdades del Antiguo Testamento). Ante el enfrentamiento con Orestes (agresión al prefecto por parte de un seguidor de Cirilo, que fue torturado), el patriarca tuvo la excusa para animar a sus seguidores contra el prefecto.
Orestes intentó aislar al patriarca articulando una alianza entre cristianos opuestos a Cirilo y aristócratas paganos, utilizando a Hipatia como mediadora. Cirilo decidió entonces eliminarla, no por ser símbolo del paganismo, sino de una posible unión de paganos y cristianos disidentes frente al patriarca (asesinato de Hipatia por parte de los parabolanos, fuerza de choque del patriarca).
Tras el asesinato, Cirilo afianzó su posición. Ello no impidió que Hipatia, en una venganza de la Historia, pasara a la posteridad como una santa pagana, mientras que el instigador de su muerte, Cirilo, pese a ser santificado, encarnase la intolerancia criminal. Un último mito sobre Hipatia dice que con su muerte desaparecieron la ciencia y la filosofía en Alejandría, cuando en realidad perduraron, lo mismo que el paganismo, que incluso floreció de modo limitado tras su asesinato.
No obstante, Hipatia ha perdurado como mito porque personifica el hundimiento de un saber nebuloso del mundo antiguo (filosofía, matemáticas, astronomía), sepultado por un Cristianismo oscurantista y fanático.
Por otro lado, la escasez de datos ha permitido que sea idealizada por librepensadores, ilustrados y románticos, que pudieron recrear su vida al gusto de cada época. Un buen ejemplo es la idealización del personaje en la película de Alejandro Amenábar Ágora(2009).

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Bibliografía

-Dzielska,M.: Hipatia de Alejandría. Madrid, Siruela (2004).
-Martínez Maza,C.: Hipatia. Madrid, La Esfera de los Libros (2009).