Llegado el momento de la eclosión, corta la resistente cáscara. Empuja su cuerpo hacia fuera hasta que consigue salir. Su cuerpo, pequeño y blando, en la inmensidad que lo rodea. Se alimenta de forma voraz durante semanas. Elige un tallo cómodo. Da vueltas y vueltas sosteniéndose en una hebra de seda que pasa alrededor de su cuerpo. La piel se resquebraja, se desgarra, adquiere una nueva forma. Con esfuerzo y una gran capacidad de superación, la mariposa es totalmente libre. Contrae las alas y echa a volar.
No importa lo que digan; no importa que te caigas; no importa lo que cueste. Solo hazlo. Ve a por ello y conseguirás una perfecta metamorfosis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario