No se alarme, señorita, al recibir esta carta, ni crea que voy a repetir en ella mis sentimientos o a renovar las proposiciones que tanto le molestaron anoche. Solo quería aclarar que si le molestó que anoche le dijera que la amo, y que daría cualquier cosa por usted. A mí me molestó aún más su rechazo y desprecio, pero lo que más me dolió fue verla enfadada y saber que eso había sido causado por mi culpa, que yo había estropeado la sonrisa más bella, dulce y sincera de la noche.
También quería dejar claro que aunque usted no me haya dado la oportunidad de cortejarla, todos los días, regalando piropos y rosas con amor y sinceridad, yo seguiré amándola a la sombra o a la luz, porque usted es el significado de que yo viva, solo con verme a mí puedo retratarla a usted. Somos tan iguales… Usted llámelo como quiera, pero creo que algunos lo conocen como almas gemelas. La seguiré buscando y, si es necesario, lucharé contra leones, moveré montañas, solo porque la admiro, y que sepa que verla todos los días para mí es un premio que no cambiaría por nada del mundo. A usted, mi princesa, le queda pequeña la frase ‘te quiero’, por eso yo le digo ‘te amo’, que, aún quedándole pequeña otra vez, no tengo más palabras.
Acabo de romper mi palabra, porque al principio le dije que no repetiría mis sentimientos, y fíjese si es grande mi amor por usted, que estoy repitiendo mis sentimientos una y otra vez. Solo puedo expresar mi amor con este poema.
Para Delia, de José.
¡Oh, Delia!
Es tanto el deseo de poder amarte
que ya no aguanto más, ni un solo instante.
Te veo todos los días
y empiezo a soñar que te amaré toda la vida.
Quiero que cuentes las estrellas del cielo
para que sepas cuánto te quiero.
También quiero que cuentes las amapolas del verano
y sabrás cuánto te amo.
Ya si quieres saber cuánto te admiro
cuenta las veces que te miro.
A veces pienso que me equivoqué
en el preciso instante en el que me enamoré
porque estropeé una bonita amistad
que no sé si algún día podré recuperar.
Pero vuelvo a pensar
que no ha sido una equivocación
porque anoche dije toda la verdad.
Expresando mi intenso amor.
Si fueras mía
mis besos con los dedos de la mano no contarías.
Y no porque no quisieras, sino porque no podrías.
Y eso sería prueba de mi amor y de que siempre te amaría.
¿Por qué te quiero?
Simplemente porque cuando te miro de los pies a la cabeza
lo único que veo en ti es belleza.
Por eso te digo con franqueza
que te quiero y eso verdaderamente no lo dice cualquiera.
Tus palabras diarias escriben los versos de este poema de amor
y eso quiere decir que siempre tratas a los demás con amor.
Delia, yo te quiero y siempre te querré
y de este mi amor nunca te podrás desprender.
Estamos en verano pero con tu rechazo me siento
en invierno y esto se resume en pocas palabras:
a pesar de todo, te quiero…
Delia, ahí queda el poema, que con el tiempo haga su efecto. Si has abierto esta carta, es prueba de que por muy pequeño que sea, tienes –o mejor dicho, sientes- un poco de amor hacia mí.
¡Oh, Delia!
Es tanto el deseo de poder amarte
que ya no aguanto más, ni un solo instante.
Te veo todos los días
y empiezo a soñar que te amaré toda la vida.
Quiero que cuentes las estrellas del cielo
para que sepas cuánto te quiero.
También quiero que cuentes las amapolas del verano
y sabrás cuánto te amo.
Ya si quieres saber cuánto te admiro
cuenta las veces que te miro.
A veces pienso que me equivoqué
en el preciso instante en el que me enamoré
porque estropeé una bonita amistad
que no sé si algún día podré recuperar.
Pero vuelvo a pensar
que no ha sido una equivocación
porque anoche dije toda la verdad.
Expresando mi intenso amor.
Si fueras mía
mis besos con los dedos de la mano no contarías.
Y no porque no quisieras, sino porque no podrías.
Y eso sería prueba de mi amor y de que siempre te amaría.
¿Por qué te quiero?
Simplemente porque cuando te miro de los pies a la cabeza
lo único que veo en ti es belleza.
Por eso te digo con franqueza
que te quiero y eso verdaderamente no lo dice cualquiera.
Tus palabras diarias escriben los versos de este poema de amor
y eso quiere decir que siempre tratas a los demás con amor.
Delia, yo te quiero y siempre te querré
y de este mi amor nunca te podrás desprender.
Estamos en verano pero con tu rechazo me siento
en invierno y esto se resume en pocas palabras:
a pesar de todo, te quiero…
Delia, ahí queda el poema, que con el tiempo haga su efecto. Si has abierto esta carta, es prueba de que por muy pequeño que sea, tienes –o mejor dicho, sientes- un poco de amor hacia mí.
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